Horas trabajadas y tipo de contrato
Las graves consecuencias económicas de la pandemia y la aplicación de los ERTE resaltaron el papel que puede jugar la jornada laboral en los ajustes que llega a experimentar el mercado de trabajo. Hasta esta última crisis, los cambios en materia de empleo en España se producían, sobre todo, a través del margen extensivo (una reducción de trabajadores en la empresa, con un foco especial en aquellos con contrato temporal) frente al intensivo (donde se mantiene más estable el número de ocupados, pero en conjunto se trabaja menos horas). Con datos de la EPA, hemos realizado un estudio que pretende ahondar en la relación entre las horas efectivamente trabajadas a la semana que realiza una persona asalariada y su tipo de contrato.
Un primer resultado es que la jornada laboral efectiva menguó un 5,3% entre 2007 y 2022, al pasar de 38,6 a 36,8 horas a la semana. El descenso fue más acusado en los asalariados temporales que en los indefinidos. Además, dentro de éstos se produjeron diferencias reseñables, pues los fijos discontinuos trabajaron un 11% menos de horas semanales que aquellos indefinidos ordinarios (33,1 y 37,2 horas, respectivamente).
La conclusión anterior puede estar condicionada por otros factores relacionados con las variables de estudio, como son el sector económico y la ocupación del puesto de trabajo, así como la edad, el nivel educativo y el lugar de residencia del individuo. Tras controlar por características personales y laborales del trabajador, y la estacionalidad, las conclusiones iniciales se mantienen: los ocupados indefinidos ordinarios realizaron más horas que el resto de asalariados, con especial incidencia en aquellos estacionales y fijos discontinuos.
El contrato a tiempo parcial constituyó un elemento destacado en la explicación de este diferencial de jornada, que apenas experimentó cambios a lo largo del tiempo. El déficit de horas trabajadas con respecto a los indefinidos ordinarios a tiempo parcial superó las tres horas semanales para fijos discontinuos, temporales estacionales y los de aprendizaje o formación. La cifra puede parecer reducida, pero no lo es en términos relativos, dado que el promedio de horas trabajadas a la semana realizadas por un ordinario indefinido a tiempo parcial fue 20,3. En consecuencia, con la finalidad de incrementar la intensidad en el empleo, sería aconsejable favorecer las conversiones de contratos temporales en indefinidos ordinarios en vez de en fijos discontinuos, sobre todo a tiempo completo.
Un año de reforma laboral
Estamos a punto de cumplir un año desde la aplicación efectiva y completa de la reforma laboral propuesta por el Gobierno a final de 2021. Entre otras iniciativas, simplificó las modalidades de contratación temporal, restringió la posibilidad de encadenar este tipo de contratos, encareció aquellos de corta duración, y flexibilizó un tipo específico de indefinido, el fijo discontinuo. ¿Estos cambios legislativos afectaron a la relación entre jornada laboral y tipo de contrato?
La evidencia empírica conocida hasta ahora sugiere que las modificaciones introducidas por la reforma laboral afectan en direcciones opuestas a esta relación. Por un lado, se podrían reducir las horas por trabajador, principalmente para los ocupados más afectados por una protección al empleo más estricta (en este caso, los trabajadores temporales), e incrementar las diferencias de jornada laboral entre contratos. Sin embargo, las restricciones impuestas a aquellos de corta duración y los obstáculos al encadenamiento podrían incrementar el tiempo de trabajo.
En el estudio también realizamos una comparación del efecto del tipo de contrato sobre las horas trabajadas antes y tras la aplicación completa de la reforma laboral. Los resultados muestran que el incremento de la protección al empleo a la contratación temporal promovido por ésta no parece haber afectado al impacto que tiene el tipo de contrato sobre la jornada laboral. Una excepción son los temporales estacionales a tiempo parcial en el último trimestre de 2021, probablemente debido a la rigidez impuesta a esta figura contractual frente a la fija discontinua orientada a realizar tareas de carácter estacional.
Estas conclusiones, centradas en las horas trabajadas, no son definitivas y pretenden aportar otro granito de arena a la evaluación de este cambio normativo. Como sociedad, necesitamos seguir perseverando en estos análisis, pues nos jugamos mucho de nuestro futuro bienestar.