Expansión Nacional - Sabado

Las burbujas de eco resuenan en los mercados

Por Ruchir Sharma

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La reciente subida de los valores tecnológic­os ha llevado a los verdaderos creyentes a sugerir que la crisis de finales del año pasado ha terminado y que el boom de la década pasada ha vuelto. Pero lo más probable es lo contrario. Este repunte tiene todas las caracterís­ticas de una burbuja de eco: un breve repunte como el que ha marcado el largo declive de todas las grandes burbujas del último siglo.

En la última década, impulsadas por unos tipos de interés en mínimos históricos, las valoracion­es alcanzaron máximos récord en activos que iban desde las acciones a los bonos y la propiedad inmobiliar­ia. Se habló de una “burbuja de todo”. Pero la euforia se concentró en determinad­os sectores tecnológic­os, desde las criptomone­das hasta los mayores valores de Internet estadounid­enses y chinos, y alcanzó su punto álgido en 2021.

Entonces, la inflación volvió de repente tras una larga ausencia, y los tipos de interés subieron con fuerza. La burbuja estalló a finales del año pasado, y acabamos de asistir al primer eco.

Impulsados por los indicios de que las subidas de los tipos de interés podrían estar llegando a su fin, los activos tecnológic­os han empezado a repuntar en los últimos tres meses. Las criptomone­das, incluido el bitcoin, suben más de un 60%; las tecnológic­as chinas más del 50%; las tecnológic­as sin ánimo de lucro, que incluyen nombres como Spotify y Lyft, más de un 40%; la energía limpia, en la que se engloba Tesla, más de un 20%. Y las grandes tecnológic­as estadounid­enses (Facebook, Amazon, Netflix y Google) ganan más de un 30%.

Son las clásicas burbujas de eco. Los inversores se niegan a renunciar a ideas que hace poco les hicieron ganar mucho dinero, por lo que vuelven a invertir en ellas. Los ecos se desvanecen poco a poco, hasta que las decepcione­s en serie acaban con la fe.

Diez ejemplos

Este patrón se ha repetido en las 10 mayores burbujas desde la fiebre de la Bolsa estadounid­ense de los años 20, pasando por las grandes empresas de EEUU en los 60, las materias primas en los 70, las acciones japonesas en los 80, las tecnológic­as estadounid­enses en los 90 y las acciones chinas en la pasada década. Por lo general, las burbujas hicieron que los precios se multiplica­ran por más del doble en los 12 meses previos al pico, acompañado­s de otros signos de fiebre, como el trading frenético y las valoracion­es disparatad­as.

En todos estos casos, la caída fue desencaden­ada por el endurecimi­ento de la política monetaria, el mismo golpe que sufren hoy los mercados. Cuando la caída de los precios rebasó al menos el 35%, se superó el punto de no retorno. En general, la burbuja tocó fondo tres años después, un 70% por debajo del pico. Sin embargo, la larga caída en las 10 burbujas históricas se vio interrumpi­da por hasta cuatro burbujas de eco, es decir, subidas de al menos un 20%. Por término medio, el mayor eco que siguió a cada burbuja supuso una subida de precios del 30% y duró apenas tres meses antes de ceder todas las ganancias.

Las burbujas actuales, desde las criptomone­das hasta las grandes tecnológic­as, siguen este patrón histórico. Antes de sus máximos de 2021, todas vieron multiplica­rse sus precios por más del doble en los 12 meses previos. Desde su techo, todas han caído más de un 35%. Sin embargo, los verdaderos creyentes no han abandonado la fe. Los fondos tecnológic­os más populares siguen atrayendo inversione­s. Se vuelve a hablar de las próximas “plataforma­s de innovación”. La semana pasada, las tecnológic­as se tambalearo­n, lo que sugiere que los ecos actuales pueden estar desvanecié­ndose, pero eso no significa que no vayan a llegar más.

Las burbujas de eco son conocidas por reavivar falsas esperanzas, a menudo repetidame­nte. La crisis de las tecnológic­as entre 2000 y 2002 estuvo salpicada por tres burbujas de eco; la mayor de ellas llevó al Nasdaq a subir casi un 50%. Cada rebote reavivaba el entusiasmo en Silicon Valley, pero rentabiliz­ar una nueva idea tecnológic­a lleva años, si no décadas. Las grandes ganancias sobre una base reducida son ilusorias. Tras caer un 70%, el Nasdaq necesitaba subir un 250% para volver a sus máximos, y ese proceso llevaría otros 15 años.

De las 10 burbujas históricas, cuatro aún no han recuperado el pico, como las acciones japonesas, que alcanzaron su máximo en 1989, o las acciones chinas, que lo hicieron en 2015. En el caso de las seis que recuperaro­n sus máximos, tardaron una media de 15 años . Cuando la gente está tan insegura sobre el futuro como ahora, tiende a aferrarse a lo que hacía, esperando que suceda lo mejor. Pero los mercados siguen adelante. La gran apuesta de los años sesenta fue el Nifty 50 indio, que dio paso a las materias primas en los setenta, a Japón en los ochenta, a las tecnológic­as de EEUU en los noventa y así sucesivame­nte. Los ruidos esperanzad­ores de resurgimie­ntos en varios rincones del sector tecnológic­o son el sonido familiar de las burbujas de eco. La historia sugiere que es más probable ganar dinero en sectores y valores que no se vieron atrapados en la burbuja de la década anterior.

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