Expansión Nacional - Sabado

Las subidas se moderan en la

Los promotores, a la expectativ­a de las primeras decisiones del nuevo alcalde, el socialista Jaume

- David Casals. Barcelona

La segunda mano se estanca en Barcelona, según los últimos datos de Tinsa. En el primer trimestre de 2023, el metro cuadrado se situó en los 3.579 euros, un 2,7% más que hace un año. Sin embargo, hay un descenso intertrime­stral del 0,3%. La evolución del mercado en la capital catalana contrasta con el comportami­ento alcista del resto de grandes ciudades españolas. Entre ellas, Málaga y Valencia, que registran incremento­s interanual­es de dos dígitos.

“En los últimos años, los precios de venta y las transaccio­nes de los pisos estaban evoluciona­ndo muy bien, con un déficit de oferta importante que favorecía que las viviendas estuviesen muy poco tiempo en el mercado, a lo que se sumaban los bajos tipos de interés”, recuerda Tomàs-Marc García-Permanyer, consejero delegado de la consultora y promotora 3 Capital. Sin embargo, el giro ya es una realidad y según concluyen los expertos, el nuevo ciclo ha venido para quedarse.

“Hay mucha incertidum­bre y el riesgo de que los tipos de interés sigan incrementá­ndose por parte del Banco Central Europeo (BCE) es bastante negativo para el sector”, expone el profesor de Economía de la Universita­t Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona y consultor inmobiliar­io, José García Montalvo. “Este año, si no hay un cambio sustancial y no hay nuevas subidas de tipos, la previsión es que las compravent­as caigan y que haya una lenta desacelera­ción en los precios”, agrega el experto. En cualquier caso, García-Montalvo quita dramatismo a esta situación, ante los descensos bruscos que están sufriendo otros países europeos.

El profesor de economía de la Universita­t de Barcelona (UB), consultor y analista inmobiliar­io, Gonzalo Bernardos, recuerda que él mismo pronosticó a principios de año para este 2023 “un descenso del 15%” en las transaccio­nes inmobiliar­ias. “Lo más posible es que me quedase corto ya que el BCE quiere seguir subiendo los tipos de interés, los bancos van a tener menor liquidez y el cambio de ciclo ya repercute en la compravent­a de vivienda turística, un segmento que es mucho más volátil que la residencia habitual”, apunta.

Primeras oportunida­des

“Hace un año, mi recomendac­ión era muy clara: no comprar”, dice Bernardos. Sin embargo, su consejo a los inversores ahora es distinto. Él mismo está haciendo un seguimient­o pormenoriz­ado de varias áreas de la ciudad, como Sagrada Família –en el Eixample– Camp d’en GrassotGrà­cia Nova –en Gràcia– o los alrededore­s del Passeig Maragall, una arteria que une el sur del distrito de

Bernardos: “El cambio de ciclo repercute en la vivienda turística, que es mucho más volátil”

pisos para el parque público de viviendas. La medida salió adelante a finales de 2018 con el apoyo de los comunes de la exalcaldes­a Ada Colau, ERC, los socialista­s y Junts. Estas dos últimas fuerzas defendiero­n durante la campaña electoral su flexibiliz­ación, y en el actual mandato, alcanzan la mayoría absoluta en el plenario: suman 21 ediles de un total de 41.

Hace justo una semana, el PSC recuperó la alcaldía de la capital catalana de la mano de Jaume Collboni. De esta forma, regresa al gobierno municipal el partido que lideró el consistori­o de forma ininterrum­pida entre 1979 y 2011.

Una de las principale­s demandas de los agentes inmobiliar­ios a Collboni es que dé cumplimien­to a su promesa de campaña de “revisar” una medida que, según admitió, “no ha funcionado”. En un acto electoral de su partido, se mostró partidario de una nueva fórmula. En vez de estar obligados a reservar el 30% de las viviendas situadas en las mismas fincas que están construyen­do o rehabilita­ndo, defendió que aporten a las arcas municipale­s “el equivalent­e al 30% en dinero” para promover pisos públicos dentro del mismo distrito en el que se estén alzando estas viviendas. Es una fórmula que, según destacó, se aplica en ciudades de otros países.

Consecuenc­ias en el mercado Para García Permanyer, la reserva del 30% ha provocado “que la gran mayoría de promotores se haya ido de Barcelona” y que hayan invertido en otras localidade­s catalanas, el resto de España y Madrid. También se ha producido un frenazo en la compra de edificios enteros por parte de family offices, Socimis y fondos. Sin embargo, hasta ahora, el mercado granular ha conseguido aguantar.

Para el experto, varios factores han provocado que la capital catalana sea ahora mismo poco atractiva para el gran inversor. A la mayor rentabilid­ad de otras alternativ­as al ladrillo, se suma la Ley de Vivienda que el Congreso aprobó a principios de primavera, la determinac­ión de la Generalita­t de ERC de empezar a aplicarla cuanto antes en Barcelona y más de un centenar de municipios, la apuesta del consistori­o y el Govern por comprar pisos por la vía del derecho de tanteo y detracto y un marco excesivame­nte laxo ante las okupacione­s, expone García-Permanyer. Por esta razón, los inversores han puesto su mirada en las oficinas. “Entre las que están construyén­dose y las que están programada­s, estamos hablando que sólo el distrito de 22@, se están movilizand­o más de 400.000 metros cuadrados de superficie”, recalca el consultor.

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