El gran arrebatamiento está por llegar
Dicen (…) que después de la tormenta viene la calma, y viceversa. Tempestades moderadas se dieron en los últimos cuatro años pares, a los que siguieron sin pausa ejercicios impares en los que la bondad engulló parte de las pérdidas anteriores, por lo que –de ser cierta esta regla de tres–, 2023 debería ofrecer beneficios y continuar el siguiente año con quebrantos. Este silogismo se contrapone a las previsiones de algunos analistas (pocos) para los que el Ibex tiene notable margen de mejora en doce meses. En la parte opuesta, otros eruditos (los más) publican una visión bastante negativa de lo que nos espera, que se resume en fuertes reducciones de las economías y sus circunstancias, hecho lógico viniendo de donde venimos, en un camino en el que el panorama de la curva que sigue empeora lo vivido en la anterior.
Carlos Jesús, mesías intergaláctico y peregrino de las galaxias nacido en su imaginación en Raticulín, auguraba que siete millones de naves (ni más ni menos) partirían de una luna de Júpiter llamada Ganímedes para invadir la tierra, lo que el docto visionario definió como “el gran arrebatamiento”, esto es , el momento en el que vivos y muertos (siempre la buena gente, por supuesto) entrarían en la eternidad y serían felices.
Sin llegar a estos extremos, creo que la actualidad se dibuja bajo un enorme interrogante en el que se entremezclan conflictos bélicos, miseria y hambruna para los más desgraciados y empobrecimiento y pérdida en la calidad de vida para los menos. En estos momentos hay que obrar con prudencia; el tiempo recién pasado fue mucho mejor.
Hace once años la NASA lanzó a Júpiter la onda Juno que hace mil días captó ondas de radio en Ganímedes, Por si las moscas, deberíamos irnos preparando. El gran arrebatamiento está por llegar.