El buen año del turismo y su impacto en precios
La crisis del coronavirus ha tenido duras consecuencias en muchas actividades, debido a que la contracción de la demanda y su fuerte recuperación ha generado enormes cuellos de botella entre unos sectores que no estaban preparados para responder al aumento de la demanda. Y esta situación se ha visto también reflejada en el turismo, donde el aumento repentino del número de visitantes en el primer verano de la normalidad tras la pandemia ha permitido al sector una fuerte alza de sus precios, si bien hay que tener cuenta que este incremento también refleja la imponente subida de costes que han sufrido las empresas y que tiene lugar después de dos años de una actividad muy escasa que ha obligado a hacer numerosos ERTE y fuertes descuentos para tratar de mantener a la clientela.
El turismo es, probablemente, el gran impulsor del PIB en el segundo trimestre del año, un sector que habría permitido que la actividad económica creciera a un ritmo del 1,1% entre abril y junio, bastante por encima de las previsiones, y que podría mantener esta tendencia positiva también hasta septiembre. Sin embargo, se trata de un avance sujeto a numerosas incertidumbres. La primera es hasta qué punto este avance es sostenible, habida cuenta de que el fuerte incremento de precios (45% en los hoteles y otros alojamientos respecto al año pasado, y hasta un 91% en Baleares desde Semana Santa) lamina, y más en un contexto enormemente inflacionario, el poder adquisitivo de sus clientes. La segunda, qué pasará con la economía en su conjunto una vez que este sector, que supone una cuarta parte del PIB en verano, pierda su peso en el cuarto trimestre del año y en el arranque del próximo ejercicio. Algunos analistas, ya contemplan el escenario de una posible entrada en recesión técnica a partir de ese momento, debido a que el frenazo estacional de buena parte del sector podría coincidir con una interrupción del suministro de gas ruso. Todo ello urge a un replanteamiento para evitar que el sector pueda caer víctima de su propio éxito, apostando por una diversificación en los destinos, en el tipo de turismo y en su carácter estacional que le permita seguir creciendo sin tensar la oferta. Hay que recordar que el turismo, el sector más castigado de largo por la pandemia, no dispone de un Perte propio a pesar de las constantes reclamaciones de los empresarios del sector.
El sector, tras dos años terribles, registra una de las subidas de precios más fuertes