Patrimonio de ‘sangre azul’
Históricamente, las familias reales han liderado los ránking de las mayores fortunas del planeta. Como herederos y representantes en la tierra de diferentes deidades, nadie cuestionaba su derecho divino sobre la riqueza del reino. Hoy en día, los emprendedores tecnológicos han desbancado a los monarcas como las personas más ricas del planeta. Tan sólo la familia Al Saud se encuentra entre las diez mayores fortunas del planeta y, a título personal, el patrimonio de los monarcas que actualmente ocupan el trono está muy lejos de los primeros puestos, encabezados por empresarios como Elon Musk (Tesla), Jeff Bezos (Amazon), Bill Gates (Microsoft) o Warren Buffett (Berkshire Hathaway). Los líderes que gobiernan en países de Asia y África, en su mayoría bajo monarquías absolutas, son los que se sitúan al frente de la clasificación de la realeza a nivel mundial. El primero, con un patrimonio aproximado de 43.000 millones de euros, es el rey de Tailandia Maha Vajiralongkorn. Aunque tiene participaciones en alguna de las grandes compañías estatales, su fortuna procede principalmente del alquiler de miles de hectáreas de terreno que posee en todo el país, así como de otros activos inmobiliarios. Le sigue en el ránking el sultán de Brunei, con 28.000 millones, y en tercer lugar el rey de Arabia Saudí, con un patrimonio personal valorado en más de 18.000 millones de euros. De las dinastías europeas, el primer puesto es para Hans-Adam II, príncipe de Liechtenstein, con una fortuna aproximada de 7.000 millones. Es dueño del grupo bancario LGT.