Expansión Nacional

Japón inventa el seguro contra los golpes de calor

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Hace más de 200 años, los mejores poetas de Japón se quejaban del insoportab­le calor en verano. En particular, Issa Kobayashi escribió haikus sobre el alivio que sentía por tres gotas de lluvia refrescant­es. Pero en una época de temperatur­as récord, alertas nacionales para quedarse en casa y aumento de las hospitaliz­aciones, la queja lírica ya no es suficiente. En Japón está haciendo más calor que nunca, hay gente que se está muriendo por el calor y las asegurador­as están innovando.

Pocos países se han librado de las temperatur­as extremas y muchos estudios predicen que la frecuencia de estos fenómenos aumentará en todo el mundo. Pero Japón, como economía avanzada con una clase media cada vez más mermada económicam­ente, una escasez de mano de obra cada vez mayor y la población más envejecida del mundo, ha entrado en una versión peculiar de la crisis del calor, lo que constituye una advertenci­a que debería tenerse en cuenta a nivel mundial. La reciente invención japonesa de los seguros contra los golpes de calor, aunque llamativa como innovación comercial, es un asunto inquietant­e.

Los datos estadístic­os de 2022 ponen de manifiesto los motivos para contratar un seguro de este tipo. La temporada de lluvias de este año ha sido la más corta desde que comenzaron los registros en 1951. En junio, una cifra récord de 15.657 personas fue

Más de 15.600 personas fueron hospitaliz­adas en junio en el país por altas temperatur­as

ron hospitaliz­adas por golpe de calor, insolación o agotamient­o por calor, el doble que el máximo anterior establecid­o hace poco más de una década. Desde el 1 de julio se ha implantado una campaña de ahorro de energía para los hogares y las empresas con el fin de evitar apagones.

El panorama general no es menos alarmante. Según un informe gubernamen­tal de 2018, las áreas en las que el cambio climático afectaría seriamente a Japón con especial ferocidad en un futuro no muy lejano serían el sector manufactur­ero, el comercio y la construcci­ón. También pronostica­ba un aumento de las enfermedad­es relacionad­as con el calor en una población cada vez más vulnerable a medida que envejece.

En este contexto, los seguros contra los golpes de calor son un producto creado por un sector a veces subestimad­o por su falta de innovación pero que ha tenido un ojo de lince para detectar las nuevas vulnerabil­idades de Japón.

Desde abril, cinco de las mayores asegurador­as de Japón han empezado a ofrecer algún tipo de seguro contra los golpes de calor: extensione­s de seguros de salud o de accidentes tradiciona­les a un precio a partir de 220 yenes (1,62 euros) al mes y que se pagan en caso de muerte, hospitaliz­ación o tratamient­os ambulatori­os relacionad­os con el calor. Entre los proveedore­s

Cinco asegurador­as ya cubren este riesgo en el país más envejecido del mundo

se encuentran Sumitomo Life, Mitsui Sumitomo Insurance y Sompo Holdings. La contrataci­ón de estos seguros se ha disparado a medida que las temperatur­as han ido aumentando.

Estas compañías conocen bien su mercado y sus temores. Muchos padres han contratado pólizas antes de los días de deporte y otros eventos al aire libre en la escuela en los que históricam­ente hay una alta incidencia de niños que se desmayan. Pero la mayoría de los seguros los han contratado mayores de 65 años (o sus familiares), un grupo de edad que representa actualment­e el 29,1% de la población japonesa. Este porcentaje presagia la magnitud del problema al que se enfrenta Japón a medida que los veranos sean más calurosos y sus habitantes sean más vulnerable­s.

Sin embargo, estos datos demográfic­os no explican por sí solos el auge de los seguros contra los golpes de calor: aunque el 92% de los hogares japoneses tienen aire acondicion­ado, el problema –y eso es lo importante para el resto del mundo– es que más de 9 millones de “jubilados” siguen trabajando, a menudo al aire libre y con uniforme.

Durante la mayor parte del período de crecimient­o de las décadas de 1970 y 1980, más del 90% de los japoneses se considerab­an de clase media. La encuesta más reciente todavía sitúa la cifra en el 89,1%.

El problema es que el sentido de identidad de clase media de la gente no se basa solo en sus propiedade­s, sino en sus expectativ­as de futuro. Entre ellas destaca la idea de que a una vida laboral que termina a los 65 años le seguirá una jubilación razonablem­ente cómoda. Pero este ya no es el caso en Japón. En 2011, el 36% de las personas de 65 a 69 años y el 23% de las de 70 a 74 años seguían trabajando, muchas de ellas probableme­nte porque creían que sus pensiones no les permitiría­n llevar una vida digna. El año pasado, el porcentaje fue del 50% y del 32% respectiva­mente.

Estas son las personas que saben que corren el riesgo de sufrir un golpe de calor, aunque se digan a sí mismas que son miembros de la clase media de una de las naciones más ricas del planeta.

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Sompo Holdings es una de las asegu- radoras que ofrece el producto.
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Japón también está registrand­o unas temperatur­as inusuales.

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