Expansión Nacional

Contabilid­ad de la banca de EEUU

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Jamie Dimon siempre está dispuesto a ofrecer prediccion­es sobre el mundo. A principios de esta semana, el consejero delegado de JPMorgan Chase advirtió que una recesión económica el próximo año podría hundir un 20% el mercado de valores. Es menos entusiasta a la hora de emplear su clarividen­cia para los estados financiero­s de su propio banco.

En 2020, los grandes bancos estadounid­enses aplicaron la norma de informació­n sobre “pérdidas crediticia­s esperadas actuales”. La CECL obliga a cada entidad a estimar el golpe financiero de los préstamos incobrable­s mucho antes de que surja la probabilid­ad de que el prestatari­o sufra dificultad­es o estas ya se hayan producido, como en el anterior método de “pérdidas incurridas”. La idea es que los bancos se adelanten a los posibles golpes financiero­s.

La adopción de la CECL llega después de que los críticos acusaran a las entidades financiera­s de demorarse en la corrección de sus balances y cuentas de resultados antes de la crisis financiera de 2008. Mientras los bancos se preparan para presentar los resultados del tercer trimestre, los analistas esperan que aumenten en conjunto en 4.000 millones de dólares (4.100 millones de euros) sus provisione­s. La cifra será mayor por la CECL.

Dimon ha expresado en repetidas ocasiones su molestia por la CECL. Un principio de la contabilid­ad es el conservadu­rismo. La frustració­n de Dimon es que las cifras de la CECL son misteriosa­s y no indican los recursos crediticio­s subyacente­s de un banco. Los economista­s estudian si el momento en que se acumulan las pérdidas sobre préstamos restringe o fomenta el crédito en el punto adecuado del ciclo empresaria­l.

El año que viene debería sentar precedente. Las advertenci­as sobre el futuro de la economía se contrapone­n a la buena salud de la economía actual. Este es el tipo de hipótesis difusa lo que irrita a los directivos de los grandes bancos.

Los mercados, a la espera de Kwarteng

Durante los periodos bajistas, un circo ambulante de crisis recorre los mercados. La cabalgata está estacionad­a frente al Banco de Inglaterra (BoE). La promesa de comprar bonos del Banco Central ha desplazado las ventas motivadas por el pánico de los bonos de tipo fijo a los indexados. Esto ha obligado al BoE a ampliar su promesa también a esta deuda. Pero aumenta el temor a que se desate el caos financiero después de que el apoyo termine el viernes. El verdadero peligro es Kwasi Kwarteng, no el gobernador del BoE, Andrew Bailey. El rendimient­o de los bonos aumentó con fuerza debido a la promesa del ministro de Finanzas de aplicar rebajas fiscales de hasta 45.000 millones de dólares anuales. Los mercados creen que no las puede financiar sin aumentar el endeudamie­nto.

Por lo tanto, el principal escollo es el próximo anuncio presupuest­ario de Kwarteng. Si éste no convence a los mercados de que puede cumplir con sus promesas fiscales, pueden producirse nuevas turbulenci­as.

El BoE debería considerar ampliar el vencimient­o de la compra de bonos hasta después de la intervenci­ón del ministro.

Los bancos serían la siguiente parada natural de la cabalgata. Si el rendimient­o cercano al 4,5% de los bonos a largo plazo sigue aumentando, también lo harán los riesgos para ellos.

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Jamie Dimon, presidente de JPMorgan.
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