La subida de los tipos de interés: el pasado siempre vuelve
Estamos ante un cambio de ciclo. Los tipos seguirán al alza y está aún lejos el nivel necesario para llevar la inflación al objetivo del 2%.
Desde finales del 2008, los tipos de interés de la zona euro han bajado, una y otra vez, hasta alcanzar valores negativos que se mantuvieron durante los últimos seis años. El euribor, utilizado como referencia en muchos tipos de préstamos, pasó de estar en niveles superiores al 5% a registrar valores de hasta -0,518%. Esta situación inusitada y, hasta entonces, desconocida fue una de las consecuencias de la política monetaria acomodaticia o expansiva, implementada por el Banco Central Europeo (BCE), que persigue la estabilidad de precios, o sea, una inflación simétrica del 2% a medio plazo.
Desde hace más de un año (junio del 2021), la inflación se ha disparado debido, principalmente, al precio de la energía, de los alimentos y a la disrupción de las cadenas de suministro asociada a un desequilibrio entre la oferta y la demanda ocasionado, en un primer momento, por la pandemia y, más recientemente, por la invasión de Ucrania. La tendencia inflacionista no se hizo sentir sólo en la zona euro, sino también en EEUU y en Reino Unido, pero con una importante diferencia de planteamiento. Mientras la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra actuaron con prontitud, subiendo los tipos de interés, el BCE los mantuvo inalterados hasta julio de este año.
El Consejo de Gobierno del BCE en la voz de su presidenta, Christine
Lagarde, mantenía el argumento de que el comportamiento de los precios era un hecho coyuntural. Una posible subida de los tipos de interés, a semejanza de lo que estaban haciendo otros bancos centrales, tendría un impacto negativo sobre el crecimiento económico y la morosidad, deteriorando la calidad del activo de los bancos y la estabilidad financiera. Alternativamente, en marzo de este año, el BCE optó por empezar a retirar el estímulo monetario, aplicado desde el comienzo de la pandemia, y que consistía en la compra neta de activos en el marco del Plano de Compras de Emergencia (PEPP).
Cambio de rumbo del BCE
Lo que parecía ser un fenómeno pasajero y breve se reveló persistente y duradero: en la zona euro, el índice de precios al consumo pasó del 2,2%, en junio de 2021, al 8,6%, en junio de 2022, alejándose del objetivo fijado por la política monetaria de la eurozona. Esta situación fue determinante para que, en la reunión del pasado 21 de julio, el Consejo de Gobierno del BCE decidiera elevar los tres tipos de interés oficiales en 50 puntos básicos: el tipo de interés de las operaciones principales de financiación, el tipo de interés de la facilidad marginal de crédito y el de la facilidad de depósito se fijaron en 0,50%, 0,75% y 0,00%, respectivamente. Este aumento, el primero en más de 10 años, señaló un cambio de 180º en la política monetaria de la zona euro.
Al mismo tiempo que subía los tipos de interés, el BCE aprobó un mecanismo anticrisis, denominado Instrumento de Protección de la Transmisión
(IPT), cuya función es la de comprar títulos de deuda pública de los países cuyos mercados financieros son presionados por los inversores. Para aplicar dicho instrumento, el país que pretenda utilizarlo deberá cumplir ciertos requisitos, tales como: (i) respetar las leyes presupuestarias de la UE; (ii) no tener desequilibrios macroeconómicos graves y (iii) tener garantizada la sustentabilidad de la deuda pública, así como el cumplimiento de las políticas acordadas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRR).
Como la realidad es irreductible, todo parece indicar que la subida de tipos vino para quedarse. Así que, en septiembre, ante la expectativa de que la inflación continuará indeseablemente alta durante algún tiempo, el Banco anunció un nuevo aumento que elevó los tres tipos de interés en 75 puntos básicos. Además, en el aire planea la posibilidad de nuevos anuncios, hasta final de año, lo que avala la tesis de un endurecimiento de la política monetaria del BCE basada en la subida de los tipos de interés, en lugar de, en la reducción del tamaño del balance.
Este cambio de estrategia, dirigida a combatir la tendencia inflacionista, no será inocuo. Por un lado, la subida de los tipos de interés aumentará los costes de financiación, afectando a los sectores más endeudados, sean empresas o familias, que tendrán que pagar mayores mensualidades por sus préstamos. A estos efectos nocivos se contraponen algunas consecuencias beneficiosas, concretamente: la reducción del endeudamiento, tanto público como privado, un mayor incentivo hacia el ahorro y/o el aumento de los resultados del sector bancario que se apalancan en el margen de intereses. Este efecto positivo en la rentabilidad de la actividad de intermediación puede verse neutralizado por un aumento de la morosidad derivada de una retracción de la actividad económica.
La solidez de los bancos es, sin duda, un pilar de la estabilidad financiera y los beneficios retenidos una fuente de capital y, por consiguiente, de solvencia. En este contexto, el control de la exposición de la banca al riesgo de crédito seguirá siendo una prioridad para la autoridad supervisora.
Cuánto más subirán los tipos
Esta es la pregunta a que nadie sabe contestar porque la literatura económica no ofrece una respuesta clara en momentos, como el actual, de elevada incertidumbre. Sin embargo, algunos organismos se adelantan a hacer previsiones. Por ejemplo, la OCDE prevé que, en el cuarto trimestre de 2023, los tipos de interés, de corto y largo plazo, estarán en el 1% y en el 2,12%, respectivamente. A su vez, los expertos del Banco de España han desarrollado modelos que proyectan un aumento de los tipos de interés a corto plazo, hasta marzo de 2023, fecha en que se situarán entre 2,25% – 2,5%. Posteriormente, se mantendrán en ese nivel, durante la mayor parte de 2023 y 2024, lo que es coherente con una tasa de inflación prevista del 2% al final de 2024.
Una y otra proyección deberán tomarse con cautela pues dependen de los datos que se utilicen y que están sujetos a cambios con el transcurso del tiempo. En definitiva, el nivel futuro de los tipos de interés dependerá de la decisión que el Consejo de Gobierno del BCE adopte en cada reunión, condicionada por las expectativas de la inflación.
Lo cierto es que estamos ante un cambio de ciclo. La propia Christine Lagarde así lo admitió, después de la reunión del 8 de septiembre, en que los tipos de interés sufrieron una subida más agresiva (75 puntos básicos) que en julio (50 puntos básicos). En su declaración, afirmaba que el precio del dinero seguirá incrementándose y que, además, está todavía lejos del nivel necesario para llevar la inflación hasta el objetivo del 2%.
El endurecimiento de la política monetaria afectará al crecimiento económico de la zona euro y a los distintos sectores de la economía. Uno de los más perjudicados será el inmobiliario. Estudios realizados, a nivel de la zona euro, concluyeron que un aumento del 1% en el tipo de interés de las hipotecas produce, después de dos años, una reducción del 5% en los precios de los inmuebles y del 8%, en la inversión. Además, en un entorno de tipos de interés bajos, la sensibilidad del mercado es todavía mayor, sufriendo los precios y la inversión, respectivamente, una reducción del 9% y del 15%.
Los ciclos económicos hacen revivir situaciones pasadas, aunque los factores que las han causado y las soluciones que se les apliquen sean distintas: el pasado siempre vuelve, aunque con nuevos matices.
El control de la exposición de la banca al riesgo de crédito seguirá siendo una prioridad
Miércoles, 12 de octubre de 2022 www.expansion.com