Europa frente al peor entorno: la estanflación
Pese a las políticas del BCE para frenar la inflación y las medidas de los diferentes gobiernos europeos para sostener el crecimiento económico, la zona euro encara ya el escenario más temido: la estanflación. Con un alza de los precios que lejos de moderarse como pronosticaban los bancos centrales y los dirigentes políticos se ha intensificado en los últimos meses, hasta el récord del 10,7% alcanzado en octubre, el agotamiento de la actividad económica por tan intensa pérdida de poder adquisitivo acumulada ha dejado el avance del PIB durante el tercer trimestre en un lánguido 0,2%. Un entorno que puede agravarse en adelante porque las tensiones inflacionarias se han extendido por el tejido productivo, como evidencia la subida de la inflación subyacente (sin energía ni alimentos) hasta el 6,4% en la zona euro, cuatro décimas más que en septiembre. Además, once economías del euro –Alemania e Italia entre ellas– acumulan una tasa de inflación de doble dígito, que incluso es superior al 20% en los tres países bálticos. Si esta tendencia no se corrige a corto plazo, abocará a un empobrecimiento generalizado por la inevitable caída de la actividad y el empleo. El problema es que las medidas para encarar la estanflación pueden estresar la economía a corto plazo, sobre todo si el BCE se ve obligado a mantener agresivas subidas de tipos. Por eso, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, volvió a advertir ayer frente a los estímulos fiscales generalizados por parte de los gobiernos que pueden avivar todavía más la inflación y condicionar los próximos pasos de la autoridad monetaria europea.