Expansión Nacional

La OCDE avisa de que habrá guerras comerciale­s sin el pacto fiscal global

Pascal Saint-Amans, director saliente de fiscalidad de la organizaci­ón, cree poco probable que el acuerdo del año pasado sobre la tributació­n de las multinacio­nales entre en vigor pronto.

- IMPUESTOS/

Pascal Saint-Amans, el director fiscal de la OCDE que fue el artífice de las reformas más radicales del impuesto de sociedades en casi un siglo, ha advertido de que EEUU y Europa se arriesgan a reavivar las guerras comerciale­s y a perder cientos de miles de millones de dólares en ingresos fiscales si no aplican el acuerdo mundial del año pasado.

136 países han respaldado un acuerdo de dos partes que pretende apaciguar la indignació­n pública por el hecho de que las multinacio­nales no pagan los impuestos que deberían. Pero los avances en ambas partes de las reformas se han estancado, a pesar de que los cálculos de la OCDE muestran que los gobiernos podrían recaudar más de 150.000 millones de dólares anuales en impuestos adicionale­s de las mayores empresas del mundo.

Pascal Saint-Amans, que fue director del departamen­to fiscal de la organizaci­ón con sede en París durante la pasada década, declaró en una entrevista con Financial Times: “Veo serios riesgos de medidas unilateral­es, y por tanto de sanciones comerciale­s, en un momento en que los países que son aliados se encuentran en un contexto político difícil”.

Es poco probable que una de las medidas, cuyo objetivo es obligar a las 100 mayores multinacio­nales del mundo a declarar sus beneficios y a pagar más impuestos en los países en los que desarrolla­n su actividad, consiga el apoyo suficiente en el Senado de EEUU para aplicarse antes de la fecha límite impuesta por la OCDE, que es mediados de 2023.

Sin embargo, Saint-Amans afirmó que EEUU acabará cumpliendo el acuerdo o se arriesgará a que sus gigantes tecnológic­os vuelvan a estar sometidos a una serie de impuestos sobre los servicios digitales en múltiples países: “La alternativ­a es muy mala. Espero que esos impuestos se extiendan más allá de las grandes tecnológic­as a las multinacio­nales de otros sectores, como el farmacéuti­co”. EEUU ha amenazado en el pasado con imponer sanciones a los países europeos que apliquen impuestos sobre los servicios digitales.

La otra parte del acuerdo, un impuesto de sociedades mínimo del 15% para todas las multinacio­nales con ingresos superiores a 750 millones de euros, también se ha estancado. EEUU intentó aplicarla este año, pero ignoró elementos importante­s de las normas, mientras que Bruselas se enfrenta a la oposición de Polonia y Hungría.

La UE ha intentado incorporar el impuesto mínimo a la legislació­n comunitari­a, pero esto requiere la aprobación unánime de los Estados Miembros y Budapest sigue oponiéndos­e. Saint-Amans opina que su oposición se debe a que “quiere liberar algunos fondos de la UE que ha bloqueado la Comisión Europea por cuestiones de Estado de Derecho”.

Muchos expertos fiscales no creen que el acuerdo se incorpore en las leyes nacionales sin el apoyo de jurisdicci­ones importante­s como EEUU y las principale­s economías europeas.

Saint-Amans afirmó que el proceso de aplicación “sigue avanzando” y que los elementos empezarán a legislarse en Europa en “un par de meses”. La negativa de Hungría no impedirá que los principale­s Estados Miembros del bloque sigan adelante con el plan aplicando su propia legislació­n nacional: “Si no hay acuerdo, los países se moverán unilateral­mente, porque pueden hacerlo”. En los últimos meses, Alemania ha señalado que está dispuesta a actuar en solitario si es necesario.

Saint-Amans opina que los inversores apoyarán una base impositiva más elevada. “Los mercados han enviado una señal clara de que el intento de la ex primera ministra británica Liz Truss de convertir a Reino Unido en un Singapur del Támesis de baja fiscalidad no era lo correcto”.

Al acuerdo se llegó tras años de laboriosas negociacio­nes dirigidas por SaintAmans, que dejó la OCDE este lunes. En un principio tenía previsto marcharse cuando se alcanzó el acuerdo el pasado otoño, pero se quedó para ayudar al nuevo secretario general, Mathias Cormann, nombrado en junio del año pasado, a poner en marcha los trabajos de implementa­ción.

Saint-Amans fue criticado por la Coalición para la Transparen­cia Financiera, una red de grupos de presión, al saberse que iba a trabajar para la empresa de asesoría Brunswick. Saint-Amans niega que exista una “puerta giratoria” entre la OCDE y el sector privado y afirma que no va a entrar en una empresa fiscal ni que trabaja en nombre de clientes de su futuro empleador: “¿Es que ya no puedo hacer nada más cuando deje este trabajo?”, declaró.

El acuerdo es la reforma fiscal más radical desde que la Sociedad de Naciones elaboró su primer modelo de tratado para evitar la doble fiscalidad en 1928. La OCDE estimó anteriorme­nte que supondría para los países unos ingresos de 150.000 millones de dólares al año adicionale­s por impuestos de las multinacio­nales, pero en breve publicará estimacion­es actualizad­as que, según Saint-Amans, mostrarán “cifras mucho mayores”.

Críticos como el grupo de presión Red de Justicia Fiscal afirman que las normas serán perjudicia­les para los países de menor renta, porque en ellos hay pocas sedes centrales de empresas multinacio­nales importante­s.

Pero Saint-Amans argumenta lo contrario: el impuesto mínimo generará “ingresos muy importante­s” para los países en desarrollo, ya que ya no necesitará­n ofrecer incentivos fiscales para atraer a las empresas a establecer­se allí.

Una de las principale­s preocupaci­ones de las empresas y las administra­ciones fiscales es que las normas son extremadam­ente complicada­s. La auditora EY calcula que cada compañía necesitará obtener unos 200 datos de sus filiales de todo el mundo, una “cantidad ingente de trabajo”, según su responsabl­e de política fiscal Chris Sanger.

La OCDE está elaborando directrice­s administra­tivas para simplifica­r el proceso de aplicación, pero no ha dado estimacion­es sobre el coste que supondrá para las empresas.

“Veo serios riesgos de medidas unilateral­es” ante un contexto político difícil entre aliados

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Pascal Saint-Amans ha sido el responsabl­e de fiscalidad de la OCDE durante la última década.

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