Expansión Nacional

Los retos de Lula en Brasil: profundas divisiones en el país y maltrechas finanzas

El estrecho margen de la victoria en las elecciones a la presidenci­a es una prueba más de la fuerte resistenci­a del ‘Bolsonaris­mo’ y de hasta qué punto ha cambiado Brasil.

- RESULTADO ELECTORAL/

El exsindical­ista necesitará de todas sus capacidade­s como conciliado­r para unir a la nación

Más que un regreso triunfante y arrasador, la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenci­ales del domingo se transformó en una noche de lento y tenso padecimien­to. Su gobierno promete ser un trabajo aún más arduo. Cuando habían pasado tres horas del recuento electrónic­o de las papeletas, ya estaba claro que no se repetiría el triunfo aplastante del que disfrutó Lula en 2002 y 2006. Esta vez, su victoria sobre la extrema derecha de Jair Bolsonaro la consiguió a duras penas. Solo 1,8 puntos porcentual­es han separado a ambos candidatos.

Si no hubiera sido por una serie de meteduras de pata de Bolsonaro y sus seguidores en los últimos días de campaña, incluyendo un video de uno de sus aliados blandiendo una pistola por las calles de Sao Paulo persiguien­do a un hombre negro, la derecha nacionalis­ta brasileña habría triunfado.

El resultado es una constataci­ón de hasta qué punto ha cambiado Brasil, no solo en los cuatro años de mandato de Bolsonaro, apodado el Trump tropical, sino en las dos últimas décadas. El increíble aumento de las iglesias evangélica­s es un elemento; su rebaño incluye ahora a casi uno de cada tres brasileños.

El poder de los negocios agrícolas, que representa­n casi el 30% del producto interior bruto, es otro. Ambos son dos motores fuertes del conservadu­rismo social y del capitalism­o de pequeños estados. Ninguno desaparece­rá con el gobierno de Lula.

El exsindical­ista de izquierdas, de 77 años, se verá abocado a reunir todas sus capacidade­s como conciliado­r para unir a una nación profundame­nte dividida. Su poco manejable coalición incluye figuras del centro derecha que fueron feroces oponentes antes de decidir que Lula era lo mejor dentro de lo peor.

Freno

Como dijo un banquero la semana pasada: “Elegiremos a Lula para frenar a Bolsonaro. Después, algún día de su gobierno, nos pasaremos a la oposición”. Matias Spektor, profesor de relaciones internacio­nales en la Fundación Getulio Vargas, afirma que Lula se enfrenta a grandes retos. “Fue elegido con la promesa de impulsar el gasto público, pero no podrá hacerlo” por falta de fondos. “Y no tendrá la mayoría en el congreso. Su coalición es ideológica­mente amplia, y será un enorme reto mantenerla unida durante la legislació­n”.

Como recordator­io de la fuerza del movimiento conservado­r de Brasil, Tarcísio Gomes de Freitas, exministro de Infraestru­cturas de Bolsonaro, obtuvo una convincent­e victoria como gobernador de São Paulo, el mayor estado del país. Esto completa un triplete para los aliados de Bolsonaro, que ahora gobiernan los tres principale­s estados y es el partido con más representa­ción en el senado y la cámara baja.

“Será un tiempo difícil para Lula a tenor de la consolidac­ión de la extrema derecha en el congreso, y en el principal estado, Sao Paulo”, afirma Monica de Bolle, miembro del Instituto Peterson de Economía Internacio­nal en Washington. “Sus retos son descomunal­es”.

El propio futuro de Bolsonaro no está claro y podría depender en gran parte de cómo responde al resultado del domingo. Si acepta el fracaso, volverá a la palestra para luchar por la elección presidenci­al en 2026 [Al cierre de esta edición no había hecho declaració­n alguna].

Biden y Macron han criticado a Bolsonaro por permitir que aumentara la deforestac­ión del Amazonas. Enseguida felicitaro­n a Lula, que ha prometido una deforestac­ión cero, aunque sin fecha, y nuevas medidas de protección de las tierras indígenas. Pero esta tarea también será más difícil que en los dos mandatos anteriores de Lula, cuando redujo la destrucció­n del Amazonas en dos tercios. Bolsonaro ha neutraliza­do las agencias responsabl­es del bienestar medioambie­ntal, reduciendo los presupuest­os y nombrando aliados para dirigirlas. Los madereros, los compradore­s de tierras y los rancheros han sido incentivad­os durante su gobierno para hacerse con miles de hectáreas de terreno agrícola mientras los mineros ilegales han operado a escala industrial. “La maquinaria del estado es un caos que necesitará reconstrui­rse”, dice Miguel

Corrêa do Lago, profesor brasileño de ciencias políticas en la Universida­d de Columbia. “Ya hay un agujero negro fiscal por el programa de bienestar de Bolsonaro y Lula se enfrentará a una oposición organizada en el congreso.

“En el lado positivo, el Amazonas será clave para él y una prioridad para su gobierno. Esto podría atraer mucho dinero a Brasil”.

 ?? ?? ESTRATEGIA GLOBAL. Lula da Silva afirmó en su discurso de victoria que luchará por un comercio internacio­nal “más justo” y una “nueva gobernanza global” mediante una reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Queremos retomar nuestras alianzas con EEUU y la UE con nuevas bases. No nos interesan los acuerdos comerciale­s que condenen a nuestro país al eterno papel de exportador de materias primas”, indicó.
ESTRATEGIA GLOBAL. Lula da Silva afirmó en su discurso de victoria que luchará por un comercio internacio­nal “más justo” y una “nueva gobernanza global” mediante una reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Queremos retomar nuestras alianzas con EEUU y la UE con nuevas bases. No nos interesan los acuerdos comerciale­s que condenen a nuestro país al eterno papel de exportador de materias primas”, indicó.

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