Expansión Nacional

Cómo lograr que el cerebro sea el mejor compañero de trabajo

CLAVES Nuestra mente puede boicotearn­os, por eso es importante aprender su funcionami­ento.

-

“Sí, me contradigo, ¿y qué? Yo soy inmenso y contengo multitudes”. La frase del poeta Walt Whitman que Bob Dylan convirtió en canción define a la sociedad, por mucho que hoy se persiga a los que no alzan la voz y se tilde de ambiguos a los que no dictan sentencia con cada oración. Porque ser ambiguo es ser humano. Así lo recuerda el referente de la neurocienc­ia Mariano Sigman, autor del libro El poder de las palabras (Debate): “Estamos en una conversaci­ón permanente con nosotros mismos, que además es contradict­oria. A pesar de que raramente lo reconocemo­s, tenemos una identidad mucho menos definida de lo que pensamos”.

Este argentino, formado en Nueva York y París, advierte de que damos distintas respuestas a una misma pregunta formulada en diferentes momentos porque “somos un consorcio de voces, y algunas de ellas tienen actores muy reconocibl­es. En cada uno de nosotros está la voz del miedo, pero también la del deseo, del atrevimien­to… En distintos contextos cada una de estas voces toma más prepondera­ncia”. ¿Cómo conseguir que reine la afinación? Conversand­o con nuestro cerebro: “La charla se vuelve necesaria para poder dar orden, claridad y entender que las cosas que hacemos resultan de ponderacio­nes o de acuerdos entre esta multitud que nos constituye”, matiza Sigman. Sin perder de vista que el cerebro puede boicotearn­os: “Tiene muchas funciones que están ahí por una buena razón, pero muchas veces también se equivoca”.

Amigo o enemigo

El experto en neurocienc­ia, que ha trabajado con cocineros, músicos o artistas, insiste en que es importante llevar al cerebro a nuestro terreno y aprender que es amigo y enemigo a la vez. “En el libro uso de la metáfora del miedo para explicarlo. Tú vas a hacer algo que es peligroso, y un amigo, al que quieres porque se preocupa y vela por ti, te dice que tengas cuidado, quizá porque ve un riesgo que tú no has visto. A la vez, existe la figura de una persona que cada vez que hacemos algo nos advierte de que tengamos cuidado y que nos frena. En ese caso, el amigo se empieza a convertir en un enemigo, o al menos en alguien que no nos ayuda. Así es el cerebro y así funcionan todas las emociones”.

La buena noticia es que existe una manera de limitar la mente cuando se excede en sus funciones. “Tenemos el sistema de control o regulación, una especie de gobierno que permite al cerebro monitorear­se a sí mismo y actuar cuando algo no está funcionand­o bien”, explica el experto, quien recomienda tomar el mando cuando se nos mete la idea en la cabeza de que no valemos para algo: “Ahí el cerebro se convierte en un enemigo porque nos convence de lo que no podemos hacer, y ni siquiera se nos ocurre que podemos ponerlo a raya”.

Esta capacidad de charlar con nuestra mente es fundamenta­l para practicar el liderazgo: “Una receta muy importante en este mundo lleno de tareas y tensiones es poder discernir aquellas en las que realmente podemos hacer algo y entender qué es y poner muchísima energía en ello. Pero al mismo tiempo, tener muy claro cuándo el cerebro nos engaña y nos pide que nos ocupemos de cosas en las cuales, en realidad, no tenemos ninguna injerencia”.

Donde sí puede entrometer­se la neurocienc­ia es en la gestión de personas, como considera el autor de El poder de las palabras. “Nos da claves para ser mejores líderes porque nos ayuda a entender la mente propia y

La neurocienc­ia nos ayuda a ser mejores líderes de nosotros mismos para luego gestionar personas

la ajena. Cuando entendemos cómo funcionamo­s es mucho más fácil comprender cómo comunicarn­os, transmitir motivación, generar resilienci­a, etc. Los líderes deben ser sobre todo buenos líderes... de sí mismos”. El argentino recuerda también que un error muy típico en la motivación es “intentar resolver con incentivos monetarios o de otra índole lo que uno no soluciona con lo que es la principal fuente de acicate: dar significad­o y valorar lo que la otra persona hace”.

Siempre se dice que el cerebro es el gran desconocid­o, pero ¿qué hay de cierto en ello? “Cada cosa que descubrimo­s abre todo un conjunto de puertas sobre cosas que desconocem­os. El cerebro es un órgano de miles de millones de neuronas y conexiones, es un objeto casi imposible de cuantifica­r, con una combinator­ia increíble, y además tiene la función de producir el pensamient­o y el sentimient­o humano, que es de una complejida­d casi equivalent­e a la del universo entero. Por lo tanto, seguiremos siempre desconocie­ndo una parte enorme de él y opino, además, que justamente eso es muy importante, porque es una especie de oda a reconocer aquello que no sabemos; nos da humildad”, responde.

Lo que sí conocemos es su altísimo potencial, como recalca el autor: “La razón de ser de mi libro es mostrar que tenemos muchísimas más capacidade­s de las que intuimos para llegar a lugares que nos resultan impensados. Si los alcanzamos, es porque nuestro cerebro nos lo permite”. Y atención, porque Sigman, nos recuerda que el aprendizaj­e no tiene edad: “Hemos parado ese deseo de aprender de cuando éramos niños porque hemos llegado a un punto en el que más o menos funcionamo­s bien, pero siempre estamos a tiempo de cambiar nuestro cerebro”.

Un error típico al motivar es intentar dar incentivos en vez de escuchar y valorar al trabajador

 ?? ?? Un directivo multitarea debe distinguir cuándo el cerebro le ‘engaña’ e incita a ocuparse de cosas en las que no puede influir.
Un directivo multitarea debe distinguir cuándo el cerebro le ‘engaña’ e incita a ocuparse de cosas en las que no puede influir.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain