Retribución flexible y salario emocional, claves para la negociación salarial
Vienen curvas. A estas alturas todos los responsables empresariales sabemos que nos acercamos a un final de año y –como mínimo– un inicio de 2023 complicado. La negociación salarial para el año que viene plantea un enorme desafío: cuadrar las cuentas de la empresa con una subida de sueldos que palíe los efectos de la inflación.
El estancamiento de la negociación del pacto de rentas y el acuerdo alcanzado hace dos semanas entre el Ministerio de Hacienda y los principales sindicatos de la función publica para subir el sueldo de los funcionarios añade aún más presión a las mesas de negociación colectiva para conseguir este difícil equilibrio.
Las empresas afrontan la mayor subida salarial en una década y buscan alternativas para aguantar este golpe sin que afecte al bolsillo de sus empleados. Una solución es la retribución flexible: la compensación a los trabajadores a través de seguros médicos, de ahorro, planes de pensiones, cheques de comida, de guarderías o de transporte. Por las ventajas fiscales que ofrecen, estas compensaciones son una herramienta interesante para grandes empresas y pymes en su búsqueda por repercutir positivamente en la calidad de vida de sus empleados sin que el aumento se consolide en los salarios.
Pero si queremos preservar el talento no podemos quedarnos con una mera compensación salarial. Es importante integrar en nuestra estrategia empresarial el concepto de beneficios sociales. La pandemia ha elevado al 80% el porcentaje de trabajadores que se sienten en riesgo de agotamiento o burnout, origen de la Gran Dimisión, que en EEUU ha provocado el abandono voluntario de millones de trabajadores.
Para explicar este concepto me gusta hablar de salario emocional: los beneficios que permiten a los empleados vivir mejor, conciliar, tener más tiempo libre. No me refiero sólo al teletrabajo, al horario flexible o incluso a la jornada laboral de 4 días, sino a iniciativas saludables. Pueden ser actividades que favorezcan el bienestar físico, además de programas de prevención y cuidado de la salud mental, un aspecto que se ha disparado en los últimos dos años y al que debemos prestar una especial atención.
Capacidades esenciales Los CEO tenemos que liderar las transformaciones que requieren los tiempos convulsos, debemos tomar decisiones para la viabilidad de nuestros negocios, al tiempo que mantener la motivación de los profesionales que los hacen posibles. Para conseguirlo se necesitan dos capacidades esenciales. La primera: demostrar empatía. Si no podemos ponernos en el lugar de nuestros colaboradores, no podremos sintonizar con sus necesidades, deseos o
Es absurdo hablar de retener talento sin poner en marcha mecanismos reales que sustenten esa fidelidad
temores. La segunda, el compromiso: demostrar que, además de responsabilizarnos de su formación y compensación, también nos ocupamos de su progresión de carrera, su salud y su bienestar.
La credibilidad y la confianza se generan cuando las personas perciben que vamos más allá de dar buena imagen con mensajes vacíos y les demostramos que nuestro compromiso con ellos es real.
El año 2023 no será fácil (¿cuál de los últimos lo ha sido?), pero podemos verlo como una oportunidad para consolidar una estrategia centrada en las personas, el bien más preciado que tienen las empresas. Es absurdo hablar de retención del talento si no ponemos en marcha mecanismos reales que sustenten esa fidelidad.
No hay que tener miedo a las curvas si sabemos poner las luces largas para adaptarnos a ellas.