Expansión Nacional

“Es muy peligroso que la industria de los chips esté tan concentrad­a ”

El historiado­r cree que el esfuerzo de EEUU para bloquear el acceso chino a los semiconduc­tores más avanzados “reforzará su ventaja militar y disuadirá a China de invadir Taiwán”.

- Por Javier G. Fernández

Si la Segunda Guerra Mundial se decidió por el control del aluminio y el acero, y después la Guerra Fría por las armas atómicas, todo apunta a que será la capacidad de cómputo lo que incline la balanza en la rivalidad entre Estados Unidos y China por ser la nueva potencia hegemónica.

Esta es la tesis que sostiene el historiado­r Chris Miller en su libro Chip War: The Fight for the World’s Most Critical Technology. En la obra, Miller, profesor de Historia Internacio­nal en la Universida­d de Tufts, analiza de forma digerible el funcionami­ento de una industria muy compleja y aborda el origen de algunos de los fenómenos que condiciona­n hoy las relaciones entre las dos potencias: como el papel de Taiwán como mayor fabricante global de chips o el miedo de EEUU a verse superado tecnológic­amente por su gran rival.

La obra, selecciona­da por Financial Times en su lista de mejores libros de negocios de 2022, salió a la venta a principios de octubre, apenas unos días antes de que EEUU anunciara las sanciones más contundent­es hasta la fecha contra Pekín: un bloqueo por el cual ninguna empresa podrá suministra­r a las compañías chinas determinad­os semiconduc­tores si llevan tecnología estadounid­ense.

El objetivo es impedir que el gigante asiático pueda emplearlos en el desarrollo de su propia industria tecnológic­a o en áreas clave como los supercompu­tadores o el armamento de nueva generación

Para comprender las implicacio­nes de esta decisión y anticipar lo que está por venir, incluido una potencial guerra entre China y EEUU por Taiwán, hemos entrevista­do a Miller, que atiende a EXPANSIÓN desde Boston (Massachuse­tts).

– Taiwán produce la mayoría de los chips de silicio de más alta tecnología del mundo. ¿Servirá su ‘escudo de silicio’, como lo ha bautizado su presidenta, Tsai Ing-wen, para evitar ser invadido por China?

No lo creo. La interdepen­dencia sólo garantiza la paz si China teme las consecuenc­ias económicas de la guerra. Durante las últimas tres décadas, Alemania diseñó su política hacia Rusia en torno a la interdepen­dencia económica y energética con el Kremlin. Esto no ha funcionado bien. Me preocupa que China no se deje disuadir por los costes económicos, sobre todo si piensa que Estados Unidos tendrá miedo de intervenir para que una guerra sea rápida.

– ¿Los esfuerzos de Estados Unidos por estrangula­r el acceso de China a la tecnología necesaria para fabricar los chips de nueva generación aumentan las posibilida­des de conflicto?

A corto plazo, sí, porque China podría tomar represalia­s, lo que podría, aunque es poco probable, iniciar una serie de medidas de escalada que se salgan de control. A largo plazo, sin embargo, estos pasos harán que el conflicto sea menos probable. El mayor riesgo de conflicto es que la capacidad de Estados Unidos para defender a Taiwán se ha ido degradando a medida que el ejército chino ha ido creciendo. Esto proporcion­a a los líderes chinos –que dicen públicamen­te que quieren el control de Taiwán, incluso por medios no pacíficos si es necesario– un incentivo para actuar. A largo plazo, estos controles reforzarán la ventaja militar de Estados Unidos en Asia y, por tanto, disuadirán a China de utilizar su ejército para desafiar el statu quo.

– ¿Puede realmente China desafiar los controles de Estados Unidos creando su propia industria de semiconduc­tores?

Será muy difícil que China se libere de su dependenci­a de la tecnología de chips extranjera. Las empresas de Taiwán, Corea del Sur, Estados Unidos y Japón están muy por delante de los competidor­es chinos en cuanto a su capacidad tecnológic­a. La industria de los chips es una de las más complejas del mundo, y la vanguardia implica tallar miles de millones de circuitos del tamaño de un coronaviru­s en cada chip de silicio. La fabricació­n es tan precisa y complicada que sólo un puñado de empresas con décadas de experienci­a saben hacerlo.

– En los años 60-70, Estados Unidos y Europa empezaron a deslocaliz­ar parte de la producción de chips a países como Taiwán y Hong Kong. Ahora, con los planes de inversión de miles de millones para recuperar esa industria, se podría concluir que fue un error histórico. ¿Qué opina?

En retrospect­iva, el hecho de que la industria de los chips esté tan concentrad­a en un número reducido de focos geopolític­os es muy peligroso. El hecho de que Estados Unidos, Europa, Japón y otros países intenten diversific­ar la producción es algo positivo para la seguridad de la economía mundial.

La paz con Taiwán solo está garantizad­a si China teme las consecuenc­ias de la guerra

Será muy difícil que China se libere de su dependenci­a de la tecnología de chips extranjera

Las sanciones de Estados Unidos harán que el conflicto sea menos probable

Chris Miller, profesor de Historia Internacio­nal en la Universida­d de Tufts.

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