La fiebre del hidrógeno sube en España
En marzo pasado Cepsa presentó su plan estratégico hasta 2030, denominado Positive Motion, con una previsión de inversión de entre 7.000 y 8.000 millones y el objetivo de que en 2030 más del 50% del ebitda proceda de negocios sostenibles. En el plan destacaban cuatro iniciativas: la transformación de su red de 1.500 estaciones de servicio en espacios digitalizados de conveniencia y restauración; el objetivo de ser líder de hidrógeno verde en España y Portugal, con una capacidad de producción equivalente de 2 GW en 2030; el compromiso con la inversión en energía solar y eólica hasta contar con capacidad de 7 GW para consumo propio; y la creación, en alianza con Endesa, de la mayor red de recarga eléctrica ultrarrápida en carretera de España y Portugal. Ayer el grupo realizó la puesta en escena del segundo y tercero de los cuatro objetivos, presentando un proyecto de 5.000 millones de euros para producir hidrógeno verde y 2.000 MW de eólica y solar en Andalucía. El hidrógeno verde se produce separando mediante electrólisis las moléculas de hidrógeno y oxígeno de las que se compone el agua, en un proceso libre de emisiones de carbono. El proyecto aspira a situar a Andalucía como el mayor centro logístico de Europa en esta tecnología. En los últimos meses se vienen sucediendo distintos anuncios de proyectos relacionados con hidrógeno: Iberdrola, por 3.000 millones; Repsol, por 2.900 millones; un consorcio liderado por Acciona, por 3.000 millones; y la guinda del pastel la ha puesto la naviera danesa Maersk, con el acuerdo de intenciones firmado con el Gobierno para desarrollar un proyecto de 10.000 millones para producir metanol, un combustible derivado del hidrógeno. Para rematar todo, el presidente, Pedro Sánchez, anunció a bombo y platillo el proyecto BarMar para construir una gran tubería marítima de hidrógeno entre Barcelona y Marsella. En conjunto, la ambición parece clara aunque por el momento todos estos anuncios adolecen de concreción.