El país cuenta con un régimen mercantil y un programa de incentivos a empresas e inversores que sostendrá el atractivo para las compañías.
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Irlanda ha sido uno de los países más beligerantes contra el plan de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) para implantar un impuesto mínimo del 15% para las multinacionales. Su tipo del Impuesto sobre Sociedades estaba, hasta ahora, en el 12,5%, lo que provocó que varias multinacionales fijaran establecimientos permanentes en el país. Pese a la presión en las conversaciones, el Gobierno irlandés ha terminado por aceptar el acuerdo. Algo que, en cualquier caso, no supondrá una fuga de las empresas del país.
Irlanda cuenta con un sistema mercantil y de incentivos a las empresas y la inversión extranjera que mantendrá las ventajas para las multinacionales a pesar del futuro impuesto mínimo internacional del 15%. El ministro de Finanzas del país, Paschal Donohoe, asegura que el cambio de opinión y el apoyo al plan de la OCDE responde a la decisión de finalmente suprimir del texto pactado la expresión “al menos”, que abría la puerta a una tasa superior al 15%.
“Algunos países querían mayores tipos fiscales mínimos y creo que nuestra posición ha moderado esas ambiciones en el contexto de un acuerdo y consenso amplio”, señala Donohoe. El ministro aseguró que la Comisión Europea ha garantizado a Dublín que la Directiva que se propuso la semana pasada para transponer el acuerdo de la OCDE será “fiel” al pacto y “no irá más allá del consenso internacional”.
Donohoe, que estima en unos 2.000 millones de euros anuales el impacto en la recaudación de este acuerdo, añadió que pese a que Irlanda suscribirá el pacto, el Impuesto sobre Sociedades en el país seguirá siendo del 12,5% para aquellas empresas con unos ingresos anuales menores de 750 millones de euros.
Así son los beneficios
El programa irlandés de apoyo a la inversión y a las empresas fue aprobado por el Gobierno irlandés en 2012 para fomentar la inversión interna, la creación de oportunidades comerciales y de empleo en el país. El programa está diseñado para atraer a los inversores y profesionales de negocios internacionales. La intención del programa es que ubiquen sus intereses comerciales en Irlanda y adquieran un estatus de residencia en el país. *
El plan incluye una serie de incentivos fiscales para los inversores. El más conocido es el llamado Incentivo a la Inversión en el Empleo. Esta herramienta supone una desgravación fiscal cuyo objetivo es animar a los particulares a proporcionar financiación basada en acciones a las empresas.
En resumen, los incentivos fiscales incluyen, además del tipo del Impuesto sobre Sociedades
del 12,5% sobre la renta empresarial activa, un crédito del 25% sobre los gastos de I+D que cumplan los requisitos, lo que supone una deducción fiscal efectiva total del 37,5%.
También ofrece capacidad para explotar la propiedad intelectual a tipos favorables. Existen además deducciones por depreciación fiscal acelerada para equipos de eficiencia energética aprobados.
El Gobierno irlandés permite también actividades de gestión de inversiones para fondos no irlandeses sin crear una presencia imponible en Irlanda para dichos fondos. El marco legal establece la redomiciliación eficiente de fondos de inversión de los centros extraterritoriales a Irlanda.
Por otro lado, los impuestos extranjeros soportados por una empresa residente en Irlanda, ya sea directamente o mediante retención, pueden ser acreditables en Irlanda. El cálculo del crédito depende de la naturaleza de la partida de ingresos, pero para fuentes que no sean dividendos y algunos intereses de partes relacionadas, el crédito se limita al impuesto irlandés aplicable a la partida de ingresos en particular.
El plan internacional sólo afectará a las compañías que facturen más de 750 millones de euros
El programa de apoyo a las empresas, aún vigente, fue aprobado por el Gobierno en 2012
Las compañías pueden llegar a tener una deducción fiscal efectiva de hasta el 37,5%