González-Trevijano reivindica el “límite al poder político” del TC
El presidente saliente del Tribunal Constitucional (TC), Pedro González-Trevijano, reivindicó ayer el papel del Tribunal como “límite al poder político”. El magistrado se despidió de su cargo con un discurso en el que reclamó que “en España solo hay una soberanía: la del pueblo español”. González-Trevijano criticó que se use la corte de garantías como “instrumento de refriega política”.
“Ante la Carta Magna no son oponibles soberanías populares que dicen emanar, sin intermediación alguna, del supuesto mandato directo de un colectivo o de una colectividad. En España solo hay una soberanía, la soberanía nacional, la del pueblo español”, manifestó el magistrado durante la toma de posesión de los cuatro nuevos magistrados del TC.
Las palabras del magistrado se han interpretado como una defensa del Tribunal ante los ataques políticos que recibió del Gobierno por la paralización de la ley de la reforma judicial. “Ante el pueblo español no caben desfasadas soberanías regias, ni superadas reservas de jurisdicción, ni tampoco paralelas soberanías parlamentarias, sin perjuicio de reconocer la primacía política de las Cortes Generales”, precisó.
Por otro lado, recordó tanto a ciudadanos como “poderes públicos” que solo deben acudir al TC “tras agotar todas las vías de solución, no como instrumento de la refriega política o de indefinidas instancias judiciales”. A este respecto, ha enfatizado que “el TC no puede sustituir la concordia que debe alcanzarse entre los operadores políticos, ni debe por tanto constituirse en una suerte de arena agonística en la que se diriman con habitualidad creciente conflictos de última instancia esencialmente políticos”.
González-Trevijano apuntó a que no se difuminen los pesos y contrapesos que diseña la Constitución, ni a que se apresuren “reformas que incidan sin consenso en el originario pacto constitucionalista”, ni se desdibuje “la autonomía de unos órganos constitucionales frente a otros”.
Aseveró que se deben acatar tanto los preceptos sustantivos de la Constitución como sus normas procedimentales, “garantía ineludible del régimen constitucional”, y apostilló que si bien se pueden compartir o no los fines políticos, estos “se han de encauzar siempre a través de los procedimientos constitucionalmente previstos”.
El magistrado insistió en que se debe conjugar “la voluntad política con la existencia de la razón jurídica”, hizo un llamamiento a la colaboración entre las distintas instituciones y pidió que “no se conviertan los consensos y mayorías cualificadas en automáticos regímenes de cuotas”.
A juicio de González-Trevijano, “sin supremacía de la Constitución, sin sujeción real y cumplimiento responsable de los poderes públicos de la norma superior, no habrá democracia, no habrá libertad, y a la postre no habrá Constitución”. Y concluyó que, si no atendemos a estas señales, “los más sombríos pozos de la autocracia nos aguardan”.
El magistrado se despide del Tribunal Constitucional y reclama contrapesos para el poder