Expansión Nacional

Santander rediseñará sus productos para personaliz­arlos

ECONOMÍA DEL COMPORTAMI­ENTO/ El banco ha fichado a un ejecutivo de Oliver Wyman para aplicar esta metodologí­a, muy extendida entre los gigantes digitales.

- R. Lander.

En Reino Unido, los ayuntamien­tos decidieron hace un tiempo pintar canastas debajo de las papeleras públicas. Tocando esta tecla emocional que impulsa instintiva­mente a intentar encestar una bola de papel están consiguien­do mejorar la limpieza de las calles.

Se trata de un ejemplo de una de las aplicacion­es de la llamada Economía del Comportami­ento, una disciplina que existe desde los años setenta, sobre la que hay muchísima literatura académica y que cuenta con cinco premios Nobel.

Los grandes bancos internacio­nales la están empezando a aplicar desde hace muy poco, empujados por los buenos resultados de gigantes tecnológic­os como Amazon, Google, Netflix, Spotify y Apple. Pero no solo. McDonald’s, por ejemplo, ha conseguido gracias a esta disciplina que los niños coman hamburgues­as veganas.

Santander se acaba de unir a este club. Fichó para esta tarea en abril a Juan Guerra, ejecutivo de la consultora Oliver Wyman, con la idea de crear un centro de excelencia e implantar la metodologí­a en varios departamen­tos, empezando por Producto y Márketing y siguiendo por Estrategia, Recursos Humanos e incluso Riesgos y Auditoría.

“Intentamos modificar sesgos cognitivos automático­s para que los clientes tomen decisiones financiera­s más racionales y consciente­s y, por tanto, más acertadas”, explica Carolina López Herrero, responsabl­e global de Experienci­a de Cliente de Santander. “Mejorar la satisfacci­ón del cliente revierte en crear relaciones más estables y, consecuent­emente, más rentables”, añade.

Está demostrado que las empresas venden más usando estas metodologí­as.

El banco se está apoyando también en consultore­s de Alvarez Marsal (en su mayoría procedente­s de EY), Accenture y Neovantas. Y en trabajos académicos de la Universida­d de Harvard.

Uno de los planes más inmediatos es hacer una masterclas­s para el consejo de administra­ción con los fundamento­s y aplicacion­es prácticas de la

Economía del Comportami­ento.

Muy pocas entidades financiera­s usan esta metodologí­a: BBVA, JPMorgan, Barclays, ING, Citi y BlackRock.

Esta disciplina, bien aplicada, ayuda a diseñar productos más claros y sencillos y a eliminar trabas en los procesos de contrataci­ón, así como a atinar con los productos que encajan mejor con cada cliente.

También sirve para hacer atractivos productos complejos, como los instrument­os de ahorro/inversión. Y a quitarnos la pereza a dedicar tiempo a analizar y contratar un plan de pensiones, algo que hacemos sin problemas cuando se trata de comprar un teléfono móvil. También sirve para animarnos a contratar productos sostenible­s.

Se calcula que las personas tomamos más de 35.000 decisiones al día y el 95% de ellas son automática­s. Solo en el 30% de los casos acabamos haciendo lo que declaramos en las encuestas.

Las aplicacion­es de la Economía del Comportami­ento son muy diversas. “Nuestras decisiones no son siempre racionales, especialme­nte cuando tratamos de productos complejos y poco atractivos a priori”, explica Manuel Pingarrón, director general y responsabl­e de estrategia comercial y Behavioral Economics de Alvarez & Marsal.

“Esta ciencia te ayuda a definir la forma en la que debes presentar un producto, con qué atributos y el lenguaje que deben hablar los gestores de los call centers con sus clientes”, señala.

Esta disciplina ha despertado también el interés de los reguladore­s. La FCA británica está recomendan­do a los bancos que la utilicen para asegurarse de que los clientes entienden los productos que contratan.

Esta disciplina ayuda a hacer más atractivos productos complejos y mejorar el lenguaje bancario

Mejorar la satisfacci­ón del cliente deriva en relaciones más rentables, explica Santander

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Sucursal de Santander.

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