Expansión Nacional

¿Y si 2023 no fuera el año que esperaban los inversores?

INCÓGNITA/ Aunque los precios se están relajando, el fantasma de la inflación persigue a los gestores de fondos.

- K. Martin.

Tras el referéndum del Brexit de 2016, los inversores de la City descubrier­on que el mejor refugio para la inestabili­dad política y económica de Reino Unido era la propia Bolsa de Londres.

Siete años después, el mismo antídoto sigue sirviendo, ya que el parqué londinense está al borde de sus máximos históricos pese a las consecuenc­ias negativas para la economía británica de la salida de la Unión Europea (UE), el fuerte incremento de la inflación, el caos político que hizo pasar a tres primeros ministros por Downing Street el año pasado e incluso pese al relevo en la monarquía tras la muerte de la Reina Isabel II y la llegada al trono de Carlos III.

Mientras la población está distraída por el último drama de la Casa Real ante las revelacion­es del libro publicado por el príncipe Enrique, los inversores siguen acumulando acciones de las cotizadas británicas. El Ftse 100, principal índice de la Bolsa londinense, avanzó ayer otro 0,9% y alcanzó los 7.794 puntos, acumulando ya un alza del 3,18% en lo que va de 2023 y de un 14% desde octubre.

Gracias a estas subidas, la Bolsa londinense está a tiro de piedra de su récord de todos los tiempos, marcado en 7.877 puntos en mayo de 2018. Muchos analistas dan por hecho que ese techo será roto en los próximos días o semanas. Deutsche Bank, por ejemplo, anticipa que el Ftse llegará este año a los 8.200 puntos.

La incoherenc­ia es clara al mirar la situación doméstica de Reino Unido. “La economía británica se encuentra en una situación incómoda”, explica Sharon Bell, analista de Goldman Sachs. “Sufre tanto el problema europeo (la falta de independen­cia energética) como el problema estadounid­ense (un mercado laboral muy ajustado). Además, la política fiscal va a ser menos generosa que en otros países en 2023 –el impuesto de sociedades va a subir del 19% al 23%–, el Brexit ha frenado el comercio y elevado los costes, y las tasas de participac­ión en el mercado laboral de la población son bajas”. El país podría estar ya en recesión, según el Banco de Inglaterra.

Pero cómo se comprueba desde 2016, la Bolsa de Londres tiene poco que ver con la economía local, e incluso se beneficia de sus males. Ese índice está compuesto en buena parte por multinacio­nales que generan casi todo su negocio en otros países: un 75% de las ventas procede de otros mercados. Es el caso de firmas como BP, Shell, AstraZenec­a, Unilever y HSBC.

Esa internacio­nalización tiene dos efectos positivos en el entorno actual: aísla las cuentas de resultados de las compañías de la contracció­n en Reino Unido, y la debilidad de la libra como consecuenc­ia de ello impulsa los ingresos y beneficios que llegan del exterior al convertirl­os a la divisa local. Además, el peso del sector energético, de la industria minera y de las farmacéuti­cas ha resultado un mix favorable para la Bolsa durante el último año.

Los analistas de UBS señalan que el de Reino Unido es su parqué favorito, ya que los precios del petróleo estarán en 2023 por encima de 100 dólares el barril, lo que impulsa las ganancias del mercado ya que el sector energético supone un 10% del Ftse 100. Y la valoración es atractiva, con el MSCI UK cotizando con un descuento del 35% sobre el MSCI World.

Para el inversor extranjero, dos riesgos se divisan en el horizonte. Uno es que la libra baje de nuevo, anulando las ganancias de la Bolsa al llevarlas a otras divisas. Y el segundo, según Capital Economics, es que una recesión global dañe a las grandes multinacio­nales del Ftse. Esta firma cree que el índice bajará a 6.800 puntos a mitad de año, antes de rebotar.

La inflación por fin se está relajando, pero el fantasma de una inflación por las nubes sigue acechando a los gestores de fondos. La posibilida­d real de que el pico de la inflación mundial haya quedado atrás empezó a vislumbrar­se el mes pasado en EEUU, cuando los datos mostraron que la tasa anual cayó al 7,1% en noviembre, un descenso considerab­le desde el 7,7% del mes anterior, aunque un poco menor que las previsione­s.

Sin duda, hace tres años nos habríamos sorprendid­o ante la idea de que una inflación del 7% sea buena para los activos de riesgo. Pero hay que tener en cuenta que los gestores de fondos de casi todas las tendencias desean que 2022 caiga en el olvido lo más rápido posible.

Con ese telón de fondo, estamos ante la tasa de inflación más baja en casi un año y un retroceso durante dos meses del ritmo de subidas de los precios al consumo. Esto ha permitido a los inversores confiar en que la larga pesadilla de una inflación infinitame­nte alta y una Reserva Federal tremendame­nte agresiva pueda por fin llegar a su fin. En enero, los datos de la zona euro apuntaron a que las cifras de inflación de EEUU no eran algo temporal, cuando su tasa de diciembre también volvió a una sola cifra. Las cifras de EEUU de diciembre se conocieron ayer, en línea.

Cautela

Ante esta situación, cabe preguntars­e por qué los inversores no lo están celebrando. Algunos, quizás afectados por un 2022 marcado por la combinació­n de la caída de las acciones y los bonos, expresan sus reservas cuando se les pregunta por este año. “Sinceramen­te, no lo sé”, reconoce Andrew Lake, responsabl­e de renta fija de Mirabaud Asset Management. Un factor que frena el entusiasmo es que los mercados ya contaban con el retroceso de la inflación. Los inversores habían hecho lo que se supone que deben hacer y se anticiparo­n al próximo cambio en el entorno macroeconó­mico. Las acciones, medidas por el índice MSCI World, subieron un 20% desde el punto más bajo de octubre hasta mediados de diciembre, a pesar de la ausencia de una mejora significat­iva en el crecimient­o económico o las tensiones geopolític­as. Ese repunte “restó mucho a los rendimient­os de 2023”, afirma Lake.

Lo que preocupa a Lake, y a muchos otros gestores de fondos, es que Fed probableme­nte hará una pausa muy pronto. Ya ha reducido las subidas de tipos a medio punto con respecto a los incremento­s de tres cuartos de punto que vimos varias veces a lo largo de 2022. A principios de año es probable que quiera ver cómo reacciona la economía a los ajustes. Pero, ¿podemos estar seguros de que el próximo movimiento es a la baja? ¿Y si la pausa no es más que un breve respiro para recargar las pilas y volver a empezar? Al fin y al cabo, nadie entiende la inflación tan bien como pensaba. “Si la inflación no baja y el desempleo no es alto, entonces se sentirán cómodos volviendo a subir los tipos”, explica Lake.

Esta es la idea que quita el sueño a los inversores. En el fondo, quieren volver a los viejos tiempos de baja inflación, tipos bajos y banqueros centrales que consideran una ventaja apoyar unas condicione­s financiera­s muy optimistas.

Pero los banqueros centrales quieren volver a los viejos tiempos en los que la inflación estaba controlada. Si vuelven a subir los tipos, algunas de las situacione­s más desagradab­les de 2022 podrían repetirse en 2023. “El peor escenario para el año es que la Fed de Powell se convierta en otra Fed de Volcker, que se vuelva más dura”, sostiene Flavio Carpenzano, responsabl­e de inversione­s de renta fija de Capital Group.

Eso no sólo seguiría ahogando a los activos de mayor riesgo, como los valores tecnológic­os, que prosperan cuando el dinero está barato, sino que también sería probable que EEUU entrara en recesión.

Una recesión leve podría ser, de hecho, el mejor resultado para los inversores, dice. Lo suficiente­mente leve como para no infligir demasiado dolor, pero lo suficiente­mente dañina como para mantener el punto final de la Fed para los tipos muy por debajo del 6%. De lo contrario, el espectácul­o de terror de 2022 se repetirá. “El año pasado se consideró el año del reseteo. ¿Y si no lo es?”, se pregunta Pease.

El Ftse 100 está en 7.794 puntos, a un paso de su máximo histórico de 7.877 puntos

Cuanto peor va la economía británica y más cae la libra esterlina, mejor para el índice londinense

Los inversores confían en que la pesadilla de la inflación llegue este año a su fin

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El primer ministro británico, Rishi Sunak.
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Operadores durante una jornada bursátil.

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