EME CARRANZA, FUNDADORA DEL ESTUDIO DE INTERIORISMO HOMÓNIMO
“Veo las tendencias para no en ellas”
Esta argentina especializada en el diseño de restaurantes y bares llega a nuestro país con su primer proyecto en Europa: Zíngara. También renovará Salmon Guru
Cuando tu primer proyecto como interiorista es para Florería Atlántico, uno de los mejores bares del mundo según la lista de 50 Best, lo normal es que las llamadas de otros restaurantes bullan. Es lo que le pasó a Eme Carranza, que, desde 2016, está al frente de un estudio homónimo con el que ha firmado alguno de los restaurantes y bares más reconocidos (y reconocibles por su estética) de Buenos Aires. Ahora, la argentina echa a volar en nuestro país con la apertura de su primer proyecto de interiorismo en Europa: el restaurante Zíngara, en la madrileña Plaza de las Salesas. Ese espíritu libre que rezuma el espacio es el que le llevará también a rediseñar el multipremiado Salmon Guru, de Diego Cabrera, cuya obra está prevista que finalice en abril . “Es un proyecto muy vanguardista con el que nos identificamos. Un bar con mucha trayectoria al que le ha llegado el momento de renovación para poner su espacio al mismo nivel que su coctelería”.
–¿Ha cambiado su concepto de diseño al cruzar el Atlántico?
El mayor desafío es desembarcar en una ciudad con tanta propuesta a nivel estético como Madrid, que está en un bonito apogeo, repleto de restaurantes que ofrecen experiencias completamente distintas. Van a por todas y lo celebro.
–¿Y a por qué ha ido usted en Zíngara?
Zíngara significa gitana y para nosotros el local es como una caravana de una familia nómada que recolecta piezas por el mundo y forma una cultura propia. Una cultura bohemia, de espíritu libre, donde la magia y el misticismo son protagonistas. –Ahora con el teletrabajo todos somos un poco nómadas. ¿Esta tendencia ha cambiado de algún modo su manera de afrontar un trabajo?
Mi vida es viajar en busca de nuevos sabores, experiencias, de estímulos para seguir creando. Cada lugar, cada cultura, cada sabor que descubro me interpela y, sin duda, modifica mi manera de ver el mundo y mi manera de crear. Los restaurantes están vinculados con un tiempo presente, con un ahora, que es el mismísimo acto de comer. Al estimular nuestros sentidos, la gastronomía nos hace viajar, nos hace descubrir y todo eso nos modifica.
–Es decir, que el cliente de un restaurante también es un nómada que vive una experiencia y al día siguiente está en otro sitio. ¿Cómo atraerle?
Hay que convertir el salir a comer en una experiencia integral que no solamente activa el gusto, sino los cinco sentidos. Además, al ser un lugar donde se pasa poco tiempo, nos permite desarrollar propuestas visuales muy potentes, que uno jamás podría realizar en una casa, por ejemplo. Diseñamos espacios dignos de ser recordados.
–¿Y cómo se consigue que el local que crea ese efecto ‘wow’ al entrar sea un lugar atemporal?
Los espacios son historias y, con un concepto claro, el mundo que se abre de posibilidades es inagotable. La capacidad de transformarse es claramente necesaria, por eso es tan importante tener claro cuál es ese concepto, para que no dependa de quién esté tomando decisiones, sino que es el espacio quien lo demanda.
–Dice que afronta el interiorismo de un restaurante como si fueran personas, ¿por qué?
Cuando el tiempo pasa y los espacios siguen vivos sin nuestra presencia, se sostienen en el tiempo por este motivo, crecen y se transforman pero siempre son frutos de esta primerísima creación.
–¿En qué otras divisiones, además de la gastronomía, le gustaría destacar?
Los restaurantes nos apasionan pero hoy ya no representan un desafío para nosotros. Si bien seguiremos siempre en este increíble mundo, estamos realizando también hoteles y casas particulares. Mi nuevo fetiche es la hotelería.
–¿Qué tendencias de diseño veremos en 2023?
No soy una persona muy de las tendencias, las estudio para no caer en esos patrones. *