Las aerolíneas buscan un récord en 2023
Pocos se atreven a decir que la gran meta de 2023 para las aerolíneas en España es superar la cifra de pasajeros de 2019, que fue de récord. Tras dos años catastróficos y un segundo semestre espléndido, los ejecutivos del sector no terminan de creerse que la recuperación, sobre todo en España, sea tan rápida, incluso a pesar de los vientos de cara como son la subida de los precios –especialmente de los billetes de los vuelos– y la sucesión de noticias adversas en la macroeconomía. Hay varias claves para que así sea, como apuntó ayer Ryanair. En la oferta, los ERTE han ayudado a que las aerolíneas y los aeropuertos mantuvieran su personal y buena parte de su capacidad a punto para acelerar cuando las circunstancias así lo han requerido. Por la demanda, que la crisis económica no se traduzca en un aumento del paro permite a la clase media seguir yéndose de vacaciones, aunque sean más modestas por la pérdida de poder adquisitivo. Los principales ejecutivos del sector expresaron ayer unos puntos de vista optimistas sobre el futuro más inmediato. Ryanair habla de estabilidad en España, donde espera introducir tantos aviones como pueda a medida que reciba las 130 naves que tiene pendientes. Iberia ya se aproximó al 100% del nivel de 2019 durante el último trimestre de 2022 y espera, moderadamente optimista, que la tendencia siga siendo “positiva” en las próximas semanas. Aena augura que la economía española “aguantará muy bien” y ya está pensando en las ampliaciones que serán necesarias a partir de 2027, cuando la capacidad global de los aeropuertos haya llegado a su óptimo. España terminó 2022 con un 88,5% de los pasajeros pre-Covid y la evolución fue al alza durante el ejercicio. En plena temporada baja, cuando las aerolíneas son menos capaces de anticipar cómo se comportará una demanda que además reserva con poca anticipación, el sector ve el vaso medio lleno. Las dificultades no son menores, pero no parecen un obstáculo para que en 2023 ya se vuele como en 2019.
en la amplia comunidad rumana asentada en España– ha sabido reinventarse para crecer a toda velocidad en los últimos años. Digi no sólo se ha convertido en un gran competidor siendo el ganador de la portabilidad móvil ya en 2021 –cuando robó 360.000 clientes móviles a sus rivales– sino sobre todo en 2022, donde se hizo por este método con más de 465.000 líneas. A este ritmo, es fácil que el grupo rumano alcance en algún momento de 2023 –probablemente en el segundo trimestre– las cifras mágicas de cuatro millones de clientes de móvil y un millón de clientes de fibra. Y ahora está bajando precios cuando casi todos sus rivales los suben mientras su red de fibra óptica no para de crecer. Esta cuadratura del círculo genera suspicacias entre sus rivales, que no saben hasta cuándo podrá Digi mantener este esfuerzo de crecimiento de plantilla y de inversiones, sostenido por los bajos márgenes que obtiene. Y la controversia sobre las cuentas públicas de su matriz rumana no ayuda a despejar esas dudas.