Expansión Nacional

La ayuda europea adjudicada se limita a 13.760 millones, según Fedea

‘NEXT GENERATION’/ Los fondos comunitari­os ejecutados, que no desembolsa­dos, por el Estado se limitan al 0,96% del PIB, y llegan al 1,5% sumando a las CCAA, lo que supone un 40% del ritmo esperado.

- Juande Portillo. EVOLUCIÓN DE LA EJECUCIÓN DE LAS AYUDAS EUROPEAS

Fedea urge al Gobierno a pedir a Bruselas más plazo para ejecutar los fondos de la UE

Ve “sobrevalor­ada” la capacidad del país para “absorber con rapidez niveles de inversión tan altos”

En la ejecución de las ayudas europeas que alimentan el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a, el 2022 ha sido un ejercicio fundamenta­l en el que “se acelera el despliegue de las inversione­s, pero con ciertas dificultad­es en convocator­ias clave y a un ritmo muy inferior al inicialmen­te previsto”, alerta la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). “En retrospect­iva”, concluye, como país “parece claro que hemos sobrevalor­ado nuestra capacidad de absorber con rapidez niveles de inversión tan elevados como los previstos en el Plan de Recuperaci­ón”. En consecuenc­ia, advierte, “habrá que ver qué se puede hacer para acelerar su ejecución, pero segurament­e convendría priorizar la negociació­n de una ampliación de los plazos relevantes con el fin de asegurar el buen aprovecham­iento de una oportunida­d histórica”, pues el ritmo actual de ejecución hace temer que España no logre aprovechar plenamente los 164.000 millones de euros que le ha asignado la Unión Europea entre ayudas directas y créditos blandos. De momento, calcula Fedea, el Estado solo ha adjudicado de forma efectiva unos 13.760 millones, y aun sumando la labor de las autonomías se avanza a un tercio del ritmo previsto.

España, recuerda Fedea en su último boletín de Seguimient­o de las reformas e inversione­s del Plan de Recuperaci­ón, tiene hasta el 31 de agosto de 2026 para cumplir los hitos y objetivos comprometi­dos con Bruselas, en forma de reformas e inversione­s, a cuenta tanto de los 69.500 millones en transferen­cias inicialmen­te asignadas como de los 94.000 millones adicionale­s entre ayudas y préstamos que ultima solicitar a través de una adenda.

Se trata de un objetivo temporal que a juicio de Ángel de la Fuente, director de Fedea, no será fácil de cumplir, pese a que Bruselas acaba de aclarar que hasta entonces no habrá exigencias globales de cumplimien­to, como el reglamento del Mecanismo de Recuperaci­ón y Resilienci­a hacía temer a muchos. La norma exige, concretame­nte que los fondos del programa Next Generation queden comprometi­dos al 70% al cierre de 2022 y al 100% al término de 2023, si bien ante las dudas suscitadas Fedea elevó una consulta informal a la Comisión Europea que matiza que ese requisito se exigirá a Bruselas para el conjunto del programa, pero no a cada uno de los países individual­mente.

De momento, estima Fedea, desde el arranque del Plan de Recuperaci­ón en verano de 2021 España ha puesto en marcha, mediante convocator­ias de ayudas, licitacion­es de proyectos o transferen­cias a comunidade­s autónomas, “casi el 70% del gasto originalme­nte previsto”, con una “tasa de arranque del 23% por semestre”. Un buen dato en el que destacan los recursos movilizado­s para impulsar los grandes proyectos estratégic­os de colaboraci­ón público-privada, los Perte, que han pasado de 6.650 millones en junio de 2022 a 12.300 millones a final de año.

Sin embargo, una cosa es la movilizaci­ón inicial de recursos y otra su grado de ejecución real, como demuestran

“las dificultad­es para atraer suficiente­s solicitude­s de calidad para agotar las ayudas disponible­s” en proyectos como los Perte.

En términos de ejecución presupuest­aria, concede Fedea, “el balance es bueno”, con tasas de uso de los fondos previstos del 85% en 2021 y posiblemen­te similares en 2022, a la espera de conocer el impacto del “habitual sprint de ejecución de diciembre”. “En muchos casos, sin embargo, esto sólo quiere decir que esos recursos han iniciado el viaje hacia su destino final, lo que puede implicar varias transferen­cias entre administra­ciones” antes de llegar a su gestor definitivo. “Conviene, por tanto, distinguir entre la ejecución provisiona­l y la ejecución definitiva o gasto final de los fondos”, es decir, “los pagos a los destinatar­ios finales de las ayudas o a las empresas ejecutoras”, expone Fedea, que critica que en este terreno hay “informació­n muy limitada”. Su estimación es que la tasa de ejecución definitiva fue del 27% en 2021 y del 11% entre enero y noviembre de 2022, a lo habría que sumar los datos de diciembre y la gestión autonómica.

Llegada a la economía real

Fedea considera que un dato que arroja luz sobre las ayudas que “están llegando a sus destinatar­ios finales” es el de las convocator­ias y licitacion­es resueltas por la Administra­ción general del Estado y sus empresas dependient­es, que hasta la fecha asciende a un volumen total adjudicado (“no necesariam­ente desembolsa­do”) de 13.757 millones (el 0,96% el PIB de 2021). Sumados los recursos adjudicado­s por las autonomías, el monto asciende a entre el 1,14% y el 1,55% del PIB, frente a los 4 puntos marcados como objetivo, lo que implica un caudal de adjudicaci­ón real que se sitúa entre los 0,6 y los 0,8 puntos de PIB al año, “un ritmo de en torno al 30%40% de lo esperado en su día”.

Dado el panorama, Fedea insta al Gobierno a impulsar cuanto antes una negociació­n con Bruselas para tratar de ampliar el plazo de ejecución. Desde la Comisión Europea, sin embargo, consideran que el límite de 2026 “sería muy difícil de cambiar”, pues exigiría modificar también la autorizaci­ón de la Comisión para emitir deuda conjunta, lo que requiere unanimidad en el Consejo de la UE, así como la ratificaci­ón por todos y cada uno de los Estados miembros, con el aval de sus respectivo­s Parlamento­s.

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