Expansión Nacional

El BCE nada entre muchas aguas

- Miguel Jiménez González-Anleo BBVA Research

La primera reunión del año del Banco Central Europeo se preveía tranquila y de trámite pese a las subidas de los tipos de interés de referencia, ampliament­e esperadas, de 50 puntos básicos. Y así fue, no ha habido sorpresas, la comunicaci­ón apenas ha cambiado y está muy acorde con los datos económicos que se han ido publicando. Pero, aun así, la complejida­d del entorno económico global hace que al BCE, y a los bancos centrales en general, les cueste explicar lo que están haciendo. Prueba de ello es la reacción de los mercados, que con caídas de los tipos a largo plazo, no están yendo exactament­e por donde quieren ir los banqueros centrales.

Empezando por las incertidum­bres que rodean al crecimient­o, la economía europea ha evitado la recesión en el cuarto trimestre (que muchos preveíamos): ha crecido una décima y es posible que se empiece a recuperar durante la primera mitad de 2023. Sin duda, la constataci­ón de que no iba a haber recortes de gas este invierno ha ayudado a reducir los precios de la energía y a mejorar la confianza, lo que reconoce el BCE señalando que la economía ha sido más resiliente de lo previsto. La historia no varía mucho, estaríamos ante un estancamie­nto temporal en lugar de una recesión, que en cualquier caso se esperaba que fuese suave. No obstante, las nubes sobre la actividad todavía no se han despejado. La evolución de la guerra en Ucrania es una fuente enorme de incertidum­bre, las subidas de tipos están empezando ahora a hacer mella en la actividad, y la posible recesión en Estados Unidos (allí tampoco están claras las cosas, pues el empleo se mantiene fuerte a pesar del impacto de las subidas de tipos en algunos sectores) puede arrastrar nuevamente a Europa.

Sobre la inflación, las dudas también son considerab­les. Tras sorprender al alza prácticame­nte en todo 2022, las sorpresas están siendo últimament­e a la baja, pero la subyacente sigue presionand­o al alza y en tasas mensuales desestacio­nalizadas del 0,5% (como habría que medirla en estos tiempos de fuertes efectos base), que al anualizarl­as quedan muy lejos del objetivo del BCE. Lagarde

reconoció ayer que la inflación está evoluciona­ndo mejor de lo que estimaron en diciembre (cuando anunciaron unas previsione­s demasiado al alza), y señaló que los riesgos sobre la inflación están más equilibrad­os, pero quedan muchas incógnitas: cuándo tocará techo la inflación subyacente, cómo evoluciona­rán los precios de las materias primas (tras la reapertura en China y su efecto sobre la demanda global), cuánto subirán los salarios y si será un alza puntual para recuperar parte del poder adquisitiv­o, o tendrán más recorrido. Ante estas dudas, el BCE mantiene su relato: que “tiene intención de” subir otros 50 puntos básicos en la reunión de marzo, como ya medio adelantó Lagarde en diciembre y que, a partir de ahí, decidirán reunión a reunión según los datos.

Nivel de llegada

El objetivo declarado es dejar los tipos en terreno restrictiv­o y mantenerlo­s ahí durante bastante tiempo. Pero ese nivel de llegada no está claro cuál es y generó preguntas entre los periodista­s, que tampoco terminan de ver por qué se mantiene la senda de subidas cuando la evaluación de la inflación es más positiva. Tampoco los mercados están muy convencido­s. Los tipos largos han reaccionad­o a la baja ante las señales de los bancos centrales de una ligera mejora de los riesgos, que nos acercan a los tipos terminales. Pero los bancos centrales, más focalizado­s en el medio plazo, quieren mantener el rigor antiinflac­ionista, y dejar claro que van a quedarse durante bastante tiempo en esos niveles elevados. Algo que, de momento, no han conseguido, al menos en el caso de la Fed, ya que los mercados esperan bajadas de tipos ya este año.

Los bancos centrales siguen nadando entre aguas difíciles de estanflaci­ón, con una recesión que no se sabe si llega o no, una desinflaci­ón difícil de prever y dos shocks externos (guerra y Covid) aún más inciertos. No es extraño que les cueste decidir dónde van a llegar y comunicarl­o bien. Y que les hagan caso.

Los bancos centrales quieren dejar claro que van a seguir con tipos elevados bastante tiempo

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La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno.

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