Expansión Nacional

Cara y cruz de la recompra de acciones

-

El pasado viernes CaixaBank presentó unos sólidos resultados y sus ejecutivos fueron optimistas con las cuentas de la entidad para 2023. Su cartera de crédito recoge con algo más de decalaje que otras entidades el impacto positivo de la subida de tipos. Sin embargo, los inversores castigaron al valor en Bolsa. Parece que les decepcionó que el banco, que cuenta con un apreciable exceso de capital, no quisiera repartirlo entre los inversores con una recompra de acciones. Esta fórmula que ha emergido España en el último ejercicio es habitual en otros mercados. De hecho, las empresas europeas recompraro­n sus propias acciones a raudales en 2022: destinaron a este fin 324.000 millones, el 2,4 % de su valor de mercado. El éxito radica en que los inversores piensan que así suben las cotizacion­es. Pero conviene analizar bien su impacto. Es cierto que a través de las recompras, las empresas remuneran al accionista, porque crece el beneficio por acción (BPA), se divide entre menos comensales el pastel de los ingresos futuros. Pero también suele ocurrir que el pastel puede ser más pequeño, porque el coste de esa financiaci­ón de la empresa pesará más. Los defensores de la recompras de acciones dicen que si una empresa lo hace es porque le parece que están baratas. Puede ser. Pero, también, significar que hay ganancias excepciona­les, en lugar de sostenible­s, o que renuncia a invertir en crecimient­o. Y no se puede obviar el hecho de que muchos ejecutivos reciben su retribució­n variable en acciones si crece el BPA. Mejor que el dividendo sea creciente y sostenible por los buenos resultados, no porque se reduce el pastel.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain