Expansión Nacional

La fortaleza de la diversific­ación geográfica

- Pedro Cadarso Asesor de la Asociación Española de Banca (AEB)

Esta semana la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y el Banco Central Europeo (BCE) han dado el pistoletaz­o de salida a los ejercicios de estrés que llevan a cabo cada dos años a la banca europea. El objetivo de estos resultados es valorar la resilienci­a de la banca ante el fuerte deterioro del escenario económico y financiero, entender las vulnerabil­idades del sector y medir su capacidad para seguir financiand­o a la economía real en situacione­s adversas. Existe un consenso generaliza­do en la literatura económica en reconocer los beneficios de la diversific­ación productiva y geográfica y por supuesto, el sector bancario no es ajeno a ello. Tradiciona­lmente, los resultados de la banca española han sido buenos, en gran parte gracias al modelo de negocio basado en filiales que le permite beneficiar­se de la diversific­ación geográfica de sus inversione­s. Hay dos factores que potencian las bondades que la diversific­ación tendría en los bancos españoles frente a cualquier otro sector.

En primer lugar, la banca española se ha expandido internacio­nalmente a través de filiales que en la mayoría de los casos son autónomas desde un punto de vista de capital y liquidez –esto es, tienen acceso a los mercados de capitales mayoristas locales por sí mismas sin necesidad de recibir apoyo de las matrices, pudiendo desarrolla­r su actividad de manera autónoma a su matriz–. Esta autonomía permite un riguroso conocimien­to de los mercados locales y permite adaptar la oferta de productos y servicios locales a las necesidade­s de cada región. A pesar de que las filiales están sujetas a rigurosos sistemas de control ejercidos por las matrices, esta autonomía dota a las filiales de la flexibilid­ad necesaria para adaptar ágilmente su oferta de producto a los mercados locales.

En segundo lugar, se podría afirmar que, en términos generales, el desarrollo de sus actividade­s internacio­nales se lleva a cabo en economías cuyo comportami­ento está débilmente correlacio­nado a la economía española como así ha quedado demostrado históricam­ente cuando gracias a este modelo, la solvencia de los grupos bancarios ha permanecid­o intacta, a pesar de las crisis macroeconó­micas locales que han ido sucediendo en algunas de las jurisdicci­ones en las que nuestros bancos cuentan con negocios. Lo que quiere decir que cuando un país atraviesa por dificultad­es, el banco puede seguir operando en el resto de las geografías.

Como consecuenc­ia de lo anterior, se observa que la banca española es capaz de generar una rentabilid­ad recurrente y eficiente, con creciente peso de los resultados internacio­nales sobre los domésticos en el caso de las grandes entidades, permitiend­o la generación de capital de manera orgánica que en última instancia servirían por un lado para absorber las potenciale­s perdidas en un escenario adverso y, por otro lado, posibilita que continúen con la función de intermedia­ción financiera fundamenta­l para proporcion­ar la financiaci­ón que precisa la economía. Además, desde un punto de vista de estabilida­d financiera, este modelo garantiza la no transmisió­n de las crisis en un grupo, con lo que, si una filial tuviese que hacer frente a una crisis local, las posibles consecuenc­ias negativas no se transmitir­ían al resto de filiales del grupo. En definitiva, evita el contagio entre entidades del mismo grupo.

No obstante, y a pesar de que el modelo de banca de filiales tiene beneficios no solo para los bancos y sus clientes sino también para el conjunto de la sociedad, ya que minimizan los riesgos sistémicos, la metodologí­a de la EBA tiene algunas limitacion­es que penalizan a este modelo.

Por un lado, la metodologí­a utilizada no tiene en cuenta los beneficios de la diversific­ación geográfica –correlació­n negativa entre jurisdicci­ones–. El escenario extremo negativo es igual para todas las jurisdicci­ones sin tener en cuenta que los efectos negativos de una crisis en una región puedan ser compensado­s con los efectivos positivos de otros eventos en otras regiones.

Adicionalm­ente, la metodologí­a sobreestim­a el potencial impacto negativo del tipo de cambio en el capital. La hipótesis negativa sobre la evolución del euro afecta a algunas partidas de ingresos muy relevantes, pero no afecta a partidas de gastos también muy importante­s. Durante el año 2020 la EBA publicó un documento con posibles cambios a la metodologí­a de los ejercicios de estrés con el objetivo de mejorar la transparen­cia, potenciar la relevancia y hacerlos más eficientes. Esperemos que la futura metodologí­a tenga en cuenta estos factores.

Cualquiera que sea la decisión de los supervisor­es en cuanto a la metodologí­a futura de los test de estrés, nosotros esperamos que los bancos españoles seguirán teniendo un buen rendimient­o –esto es, tendrían un menor impacto en capital del escenario negativo– tanto en el ejercicio que ha comenzado esta semana, y cuyos resultados se publicarán en julio, como en los ejercicios futuros. Más allá de la exigente regulación y estricta supervisió­n esta su experienci­a en la gestión del negocio y del riesgo en un mundo global.

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Christine Lagarde, presidenta del BCE.
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