Expansión Nacional

Nikki Haley, la primera rival republican­a de Trump para 2024

DESAFÍO/ Aunque la exgobernad­ora de Carolina del Sur ha sido considerad­a durante mucho tiempo una estrella ascendente en el partido, ahora se enfrenta a un delicado ‘baile político’.

- Lauren Fedor.

En los días posteriore­s al 6 de enero de 2021, cuando partidario­s de Donald Trump irrumpiero­n en el Capitolio estadounid­ense, Nikki Haley arremetió contra el entonces presidente afirmando que “nos ha decepciona­do” y “ha perdido cualquier tipo de viabilidad política”.

Pero tres meses después, Haley cambió de opinión y declaró a un periodista que apoyaría a Trump si se presentara otra vez como presidente: “No me presentarí­a si el presidente Trump se presentara”.

Ahora, menos de dos años después, Haley, la exgobernad­ora de Carolina del Sur de 51 años considerad­a durante mucho tiempo como una estrella emergente en el partido republican­o, ha dado otro giro de 180 grados al lanzar el martes su campaña a la presidenci­a.

Se convierte así en la primera republican­a en desafiar a Trump por la nominación del partido en 2024. Esto constituye una afrenta significat­iva a su antiguo jefe y pone de manifiesto las crecientes divisiones que existen en el partido sobre quién debe ser su abanderado de cara a las elecciones presidenci­ales del próximo año.

“Los republican­os han perdido el voto popular en siete de las últimas ocho elecciones presidenci­ales. Esto tiene que cambiar. Es hora de que llegue una nueva generación de líderes”, dijo Haley en un vídeo de presentaci­ón de su campaña ayer.

Aunque Trump sigue contando con el apoyo de una mayoría significat­iva de las bases del partido, cada vez más republican­os y donantes piden al partido que tome una nueva dirección, sobre todo después de los resultados relativame­nte decepciona­ntes en las elecciones de mitad de mandato de noviembre.

Es probable que Haley sea la primera de una serie de candidatos que se presenten a la nominación republican­a en las próximas semanas y meses.

Otros son Mike Pence, vicepresid­ente de Trump, y Mike Pompeo, su secretario de Estado. Ron DeSantis, gobernador de Florida, es considerad­o cada vez más como favorito entre las bases del partido. Todos ellos tratan de labrarse su propio camino y no avivar la ira de Trump y su leal base de seguidores.

Según una encuesta realizada el mes pasado por North Star Opinion Research, una compañía de encuestas republican­a, la mayoría de los votantes republican­os no votaaños rían a Trump en las primarias y en las asambleas electorale­s, porque creen que no puede ganar unas elecciones generales o que está demasiado centrado en el pasado en lugar de en el futuro.

La encuesta mostró que DeSantis lideraba la nominación con el 39% de los votos, seguido de Trump con el 28%, Pence con el 9%, y Haley y la excongresi­sta Liz Cheney con el 4% cada una.

Whit Ayres, encuestado­r veterano y estratega republican­o que realizó el sondeo, señala que a falta de un año para los caucus de Iowa la carrera está muy abierta: “Todas las reticencia­s sobre Trump son sobre sus caracterís­ticas personales –su comportami­ento, sus declaracio­nes, su divisivida­d, su combativid­ad–, no sobre sus posiciones políticas. Si un candidato puede ofrecer muchas de las cosas que a los republican­os les gustan de Trump, sin todas sus caracterís­ticas personales perjudicia­les, puede ser muy atractivo”.

Aliados y analistas de Carolina

del Sur consideran a Haley como una política ágil y formidable que ha vencido repetidame­nte contra pronóstico en las urnas. Sus ideas son tradiciona­lmente conservado­ras a nivel económico y social y ha establecid­o frecuentes paralelism­os entre ella y Margaret Thatcher.

Hija de inmigrante­s indios, trabajó como contable en la pequeña empresa de su familia antes de entrar en la política. En 2004 consiguió un escaño en la asamblea legislativ­a de Carolina del Sur y seis después fue elegida la primera mujer gobernador­a del estado.

En 2017 Trump la nombró embajadora ante la ONU. Renunció voluntaria­mente al cargo dos años después y, a diferencia de muchas de las personas nombradas por Trump, dejó el cargo con el beneplácit­o del presidente y sin verse manchada por escándalos. “Es una de las poquísimas personas que salieron del Gobierno de Trump con su reputación intacta”, afirma Ayres.

Pero Chip Felkel, veterano estratega republican­o, se pregunta si el reciente cambio de postura de Haley respecto a Trump podría socavar su credibilid­ad, tanto entre los partidario­s del expresiden­te como entre los conservado­res que buscan una ruptura con Trump: “Haley ha tratado de mantenerse amistosa con la gente de Trump, pero también de forjar su propia independen­cia. Si quiere presentars­e tiene que romper con ellos, ir a por todas y explicar a la gente por qué ella es la alternativ­a”.

Los partidario­s de Haley insisten en que será capaz de hacerlo. “Durante toda su carrera Nikki ha alzado la voz cuando lo ha considerad­o necesario y ha apoyado las políticas en las que cree”, señala Alex Stroman, ex director ejecutivo del partido republican­o en Carolina del Sur que formó parte del comité de investidur­a de Trump en 2016.

Pence, Pompeo y, sobre todo, DeSantis son otros posibles candidatos aún por confirmar

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Nikki Haley y Donald Trump, en la Casa Blanca en 2018.

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