El consumo seguirá subiendo precios
La inflación de costes a la que se han enfrentado en los últimos dos años las compañías del sector de gran consumo –y de otras industrias– ha provocado una escalada de precios que se ha ido acelerando trimestre a trimestre hasta el final de 2022, llevando el precio de muchos alimentos y productos de higiene o limpieza a niveles récord. Los incrementos de tarifas impulsaron la facturación de grupos como Unilever, PepsiCo, Nestlé, Kraft Heinz o Coca-Cola, entre otros, a lo largo del pasado año, pero generaron, en paralelo, una reducción o ralentización de los volúmenes vendidos por estas empresas. Además, muchos productores han elevado sus precios a doble dígito, pero han comunicado una caída de sus márgenes al no trasladar en su totalidad el alza de costes a sus clientes, ya sea por la imposibilidad de hacerlo o por una estrategia para mantener su cuota de mercado. Las previsiones trasladadas durante las últimas semanas por las grandes empresas de consumo apuntan a que la presión inflacionista no va a desaparecer en 2023. La mayoría de las compañías han comunicado que las subidas de precios continuarán, al menos durante el primer semestre del año, debido a que las condiciones de mercado que han explicado los incrementos en el pasado siguen presentes en la actualidad. La inflación de las materias primas, costes de la energía o el transporte sigue siendo elevada, aunque se atisba una cierta moderación que es previsible que se acentúe a medida que avance el año. De hecho, aunque sólo sea por un mero efecto estadístico –la evolución de precios empieza a compararse con periodos donde las tarifas ya crecieron mucho– el ritmo de crecimiento de los precios debería de bajar. No obstante, que las tarifas suban menos no significa precios más bajos, lo que va a seguir metiendo presión al bolsillo de los consumidores. El escenario más previsible que dibujan las empresas es que el sector tenga crecimientos de ventas de entre el 5% y el 8% en 2023 y que los precios vuelvan a ser su motor.