España enterrará la energía nuclear en el año 2100 con 19.244 millones
IBERDROLA, ENDESA, NATURGY Y EDP SE JUEGAN 17.000 MILLONES/ El Gobierno ultima trámites para aprobar en junio, tras los comicios, la hoja de ruta atómica final de España y así olvidar para siempre esta energía.
El Gobierno ha pisado el acelerador en su plan de desmantelamiento de la energía atómica en España. El Ministerio de Transición Ecológica está completando ya los últimos trámites legales para la aprobación del nuevo plan nacional nuclear, que supondrá el achatarramiento de todas las centrales nucleares y el enterramiento definitivo de los residuos.
Será el adiós final a la energía nuclear en España, tras más de sesenta años de historia. La primera central nuclear que se instaló en España fue la de José Cabrera, en Zorita, Guadalajara. Ocurrió durante el régimen de Franco. Los primeros trabajos para su construcción, que se inició en 1965, se remontan a 1962.
Desde entonces, España ha ido lanzando sucesivos planes nacionales nucleares. Técnicamente se han conocido como Planes Generales de Residuos Radiactivos. En ellos se establecen las coordenadas básicas a nivel nacional sobre cómo operar las centrales nucleares, a qué coste y qué hacer con los residuos, entre otros aspectos.
La nueva hoja de ruta nuclear en España se denomina 7º Plan General de Residuos Radiactivos. Sustituye al 6º Plan, que fue aprobado en 2006. Es decir, han pasado 17 años entre un plan y otro. Nunca había transcurrido tanto tiempo. El 5º Plan fue aprobado en 1999. Es decir, entre el 5º y el 6ª hubo apenas siete años.
La nueva hoja de ruta de España es sin duda la más ambiciosa. No solo por su duración, ya que establece el camino a seguir hasta el año 2100. También por lo que representa estratégicamente: el punto final a la energía nuclear en España. Ese fin será, además, irreversible.
Sin ATC
El coste total se ha cifrado en 19.244 millones, de los que algo más de 17.000 millones corresponden a la gestión de los residuos de las centrales nucleares y la clausura y desmantelamiento de éstas, ahora propiedad de Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP.
El presupuesto está elaborado ya sin contar con la construcción de un Almacén
Temporal Centralizado (ATC) de residuos en la localidad conquense de Villar de Cañas, que hubiera abaratado los costes. En cambio, habrá almacenes ampliados en cada una de las centrales (Almace
Es la hoja de ruta del país en energía atómica para las próximas décadas. Supondrá el abandono para siempre de esta energía.
Temporales Descentralizados, o ATDs), hasta que se construya un almacén subterráneo (geológico) profundo (AGP), aun por definir.
Sepultados en 2073
Este otro almacén llevaría su tiempo ya que la previsión es que esté operativo en el año 2073. Allí quedarían sepultados para siempre todos los residuos. El plan ya ha pasado todas las aprobaciones intermedias, como la del Consejo de Seguridad Nuclear. Acaba de ser retocado y ya ha sido remitido a Transición Ecológica para su aprobación. Éste ministerio tiene cuatro meses para dar el visto bueno, tras lo cual solo quedaría la aprobación en Consejo de Ministros.
Está previsto que el plan se apruebe en junio, para no coincidir con las elecciones municipales y autonómicas.
Para financiar el plan, Enresa dispone de un fondo que ahora suma unos 8.000 millones. Además, las eléctricas van aportando una serie de tasas al
fondo por mantener abiertas las centrales, en función de los megavatios producidos, y luego costear su desmantelamiento y gestión de residuos.
En diciembre de 2019, después de duras negociaciones con las eléctricas para establecer un calendario escalonado de cierre de las nucleares, el Gobierno subió, por primera vez en ocho años, esa tasa en un 19%, hasta los 0,798 céntimos de euros por kilovatio hora.
El fondo y su rentabilidad
En teoría, es suficiente para financiar el achatarramiento de las centrales y la gestión de los residuos, con o sin ATC. La clave estará en la gestión del fondo, su rentabilidad, el valor del dinero en el tiempo y que no se trastoque el plan de
cierres de las centrales. El fondo está invertido en activos como bonos estatales. Solo en 2021, la rentabilidad de las inversiones sumo un 4%.
Con la rentabilidad que aporta, más las tasas que quedan por cobrar a las eléctricas, sería suficiente para costear la clausura de nucleares y sus residuos. Pero si las eléctricas fuerzan el calendario de cierres para ampliarlo, sería más complicado porque esto generaría más residuos y aumentaría los costes.
El 7º Plan contempla un escenario a larguísimo plazo. Tras la clausura de la central de Garoña (Burgos), ya en marcha, la primera central que se va a apagar será el reactor I de Almaraz, en noviembre de 2027. El último será el número II de Vandellós, en febrero de 2035. Los programas previstos de clausura y desmantelamiento se prolongarán hasta 2058. Eso incluye toda tramitación de permisos, periodo de latencia, achatarramiento y vigilancia de insnes talaciones. Después, vendrán cuatro décadas para gestionar los residuos, hasta 2100. También hay que contar con la evolución del valor del dinero en el tiempo. Los 19.244 millones de euros que costaría todo el apagón nuclear en España, a fecha de hoy, equivaldrían a unos 14.000 millones.
La clave del plan está en exprimir la rentabilidad del fondo de 8.000 millones de Enresa
El almacén atómico de Villar de Cañas se va a sustituir por un pozo profundo aun por localizar