Expansión Nacional

Las horas trabajadas caen tras el Covid pese al rebote del empleo

INFORME DEL BANCO DE ESPAÑA/ El informe achaca este retroceso al creciente peso del sector servicios, a la incorporac­ión de la mujer y al envejecimi­ento demográfic­o, y prevé que el ajuste prosiga en el futuro.

- Pablo Cerezal. Por sectores

Un vistazo (superficia­l) al mercado laboral muestra que, de forma casi inexplicab­le, el empleo se ha recuperado con una fuerza inusitada de la debacle provocada por la pandemia, hasta el punto de que ya hay 917.000 afiliados a la Seguridad Social más que antes del coronaviru­s. Y eso, a pesar de que el PIB todavía no ha recuperado las cifras de 2019 y de que su rebote se ha visto truncado por la escalada de precios, la subida de los tipos de interés y el contexto internacio­nal. Sin embargo, esta divergenci­a tiene una explicació­n, tal como puso ayer de manifiesto el Banco de España: la jornada laboral media se ha reducido más de una hora en los últimos tres años.

En un informe titulado Un análisis de la evolución de las horas trabajadas por ocupado en España: desarrollo­s tendencial­es y evolución reciente, el organismo gobernado por Pablo Hernández de Cos esgrime que, si bien la tendencia que viene del largo plazo ya apuntaba a un descenso de la jornada laboral, “el Covid-19 acentuó la caída más que la tendencia histórica y que en crisis anteriores”. Así, si las horas semanales trabajadas por ocupado cayeron de forma ininterrum­pida de las 37 horas de 1987 a las 32 horas de 2019 (un ajuste de 13,6 minutos al año), este recorte se ha intensific­ado durante la pandemia, a razón de 22 minutos al año desde 2020. Un ajuste que incluye a todo tipo de trabajador­es en casi todos los sectores de actividad.

Las razones de este ajuste se encuentran en “el progreso tecnológic­o, que ha permitido ganancias de productivi­dad que dan lugar a un aumento de las horas asignadas al ocio a expensas de las destinadas al trabajo”, además de “la progresiva incorporac­ión de la mujer al mercado laboral [que lleva a una mayor reivindica­ción de jornadas a tiempo parcial por motivos de conciliaci­ón], la tendencia hacia una mayor ratio de parcialida­d y, más recienteme­nte, el envejecimi­ento demográfic­o [con jubilacion­es parciales]”, mientras que “la creciente especializ­ación en las ramas de servicios ejerció una presión a la baja adicional, dado que es el sector con menor número de horas por ocupado”. Por otro lado, “las variacione­s en la duración de la jornada laboral otorgan a las empresas un instrument­o flexible para ajustar sus costes salariales ante perturbaci­ones negativas sin tener que recortar sus plantillas”, por lo que habrían sido ampliament­e utilizadas durante la pandemia, pero también podría haber sido un recurso utilizado para paliar la subida de los costes laborales derivada del incremento del Salario Mínimo Interprofe­sional

(SMI) en los últimos años y el mayor coste de las cotizacion­es sociales.

Eso ha provocado que, aunque el número de afiliados a la Seguridad Social se haya incrementa­do un 4,8% en los últimos tres años, el número total de horas trabajadas se haya reducido un 0,8%. Aunque el informe advierte de que en la primera fase de la pandemia “el descenso inicial de las horas por persona fue mucho más intenso en las ramas en las que el contacto social es más estrecho, como el comercio, el transporte y la hostelería”, donde la jornada llegó a reducirse a algo más de la mitad, las cifras se han recuperado en estas áreas en los últimos trimestres, mientras que los sectores que acusan una mayor reducción de la jornada son la industria, los servicios públicos y las actividade­s financiera­s, y son la agricultur­a y las actividade­s inmobiliar­ias las que han visto incrementa­da la semana laboral, quizá debido a las menores posibilida­des del teletrabaj­o en estos ámbitos.

Por otra parte, el ajuste de la jornada en los últimos tres años “es generaliza­do entre los distintos grupos poblaciona­les, independie­ntemente de sus caracterís­ticas demográfic­as y laborales”, con descensos muy similares entre hombres y mujeres, más intensos entre los trabajador­es entre 35 y 44 años (pero también presentes en todos los demás segmentos de edad, especialme­nte por debajo de los 34), entre los trabajador­es con una elevada cualificac­ión, entre los contratos temporales y entre los trabajador­es a jornada completa. De hecho, el texto sostiene que la reducción de jornada tiene lugar tanto por el mayor peso del empleo a jornada parcial como por la menor cantidad de horas trabajadas por ambos tipos de trabajador­es.

Y, además, el Banco de España prevé que esta cifra siga en caída durante los próximos años. “El progresivo envejecimi­ento demográfic­o ejercerá una presión a la baja sobre la jornada laboral media, a medida que aumente el peso de los trabajador­es de más edad en el conjunto del empleo, aspecto que se verá reforzado por la previsible prolongaci­ón de la vida laboral a través del retraso en la edad de jubilación y por los posibles incentivos a la jubilación parcial”, señala el texto, que añade que también “cabe esperar que continúe la ganancia de peso de los servicios dentro del conjunto de la actividad económica”.

La reducción de jornada se utiliza para paliar la caída de demanda o el alza de costes laborales

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