La ley chips no beneficia a Intel
Estados Unidos se ha embarcado en un proyecto ambicioso y costoso: reactivar la industria nacional de fabricación de chips de última generación. Intel imagina que el impulso le ayudará a recuperar el dominio mundial. No sería la primera vez que las esperanzas del gigante estadounidense de los chips superan sus perspectivas.
La ley chips de EEUU ofrece más de 52.000 millones de dólares (48.600 millones de euros) a través de préstamos, garantías para terceros y financiación directa. El dinero llegará en los próximos meses.
Se espera que Intel sea uno de los mayores beneficiarios. Pero las empresas de semiconductores que compiten por los fondos apuntan a un blanco móvil. El Gobierno estadounidense ha introducido condiciones adicionales, como la oferta de guarderías y la limitación de la inversión en entidades chinas. Los fondos no pueden destinarse a recompras ni dividendos.
Intel puede encontrar la manera de cumplir estas condiciones. A ello ayuda que EEUU quiera proyectos que contribuyan a la seguridad nacional del país y reduzcan la dependencia de los chips fabricados en Taiwán. A diferencia de su rival AMD, Intel diseña y fabrica chips.
Sin embargo, las acciones de Intel caen un 24% desde que se promulgó la ley chips el pasado agosto. El grupo tiene una estructura corporativa grande y engorrosa. No produce chips de vanguardia. Entretanto, está aumentando el gasto de capital para pagar nuevas fábricas y diseños. Se prevé que la cifra aumente desde el 20% de las ventas hace cinco años a “poco más del 30%” este año.
Las subvenciones tienden a reducir la competitividad en lugar de aumentarla. Podrían limitarse a rebajar la presión sobre Intel para que mejore su rendimiento. Si el dinero fuese esencial para un cambio de rumbo, debería haber empezado hace 10 años, cuando Intel disponía de más efectivo que sus rivales.
Los empleos de demolición rara vez son tan eficaces como el ataque de Viceroy a Home Reit. El inversor bajista lanzó su bola de demolición contra el fondo de vivienda social británico a finales del año pasado. Alegaba que las valoraciones estaban infladas y que los inquilinos no podían pagar el alquiler.
La primera afirmación siempre iba a ser discutible, pero la segunda acusación está resultando acertada. El lunes, inquilinos que representaban el 18% de los alquileres solicitaron la liquidación voluntaria. Menos de una cuarta parte de los alquileres de Home Reit se pagaban de forma puntual a finales del año pasado.
Home Reit salió a Bolsa en 2020 con la intención de dar alojamiento a personas sin hogar. Era perfecto para la creciente tendencia de la inversión ESG. Pero la promesa de ingresos por alquileres a largo plazo y las garantías implícitas del Gobierno han quedado en papel mojado.
Lotus Sanctuary, que representa el 12,5% de los alquileres anuales de Home Reit, es una de las organizaciones benéficas ahora en liquidación. Dado que algunas empresas de alquiler comparten los mismos fundadores, cabe la posibilidad de que se produzca un efecto dominó de insolvencias.
Los accionistas deberían preguntarse qué otras empresas han ocultado la debilidad de sus finanzas con credenciales ESG. Goodyear Tire & Rubber Company nació en Akron, Ohio, en 1898 y en la actualidad es el tercer mayor grupo mundial de neumáticos después de la francesa Michelin y la japonesa Bridgestone, y el primero de Norteamérica.
El grupo emplea a 74.000 personas, fabrica en 57 instalaciones en 23 países y comercializa 14 marcas, incluidas Goodyear y Dunlop. La compañía está centrada en el mercado de reposición (78% de las ventas), más rentable que el de equipos originales (OE, 22%).
En 2022 Goodyear vendió 184,5 millones de neumáticos, con una subida del 9% principalmente debida a la compra de Cooper Tire en 2021, la mayor adquisición realizada en su historia (2.800 millones de dólares).
Gracias a esta compra ganó cuota de mercado, con crecimientos del 7,3% en reposición y del 15,5% en OE, frente a -2,3% en el mercado global en el primero y +4,9% en el segundo.
En 2022 los ingresos crecieron un 19%, hasta 20.805 millones de dólares (con Cooper Tire como palanca importante), pero el beneficio operativo por segmentos repitió en 1.276 millones, con un margen del 6,1%, aproximadamente la mitad del de sus grandes competidores. En conjunto, el beneficio atribuido cayó un 74%, hasta 202 millones. Goodyear capitaliza 3.350 millones en Bolsa, y la cotización ha caído un 60% en los últimos cinco años, lastrada por la baja rentabilidad relativa y la elevada deuda neta, de 6.663 millones.