Expansión Nacional

Madrid acusa el parón del mercado inmobiliar­io en el inicio de 2023

COMIENZA LA MODERACIÓN/ Pese al avance nacional del 5%, las compravent­as en la región cayeron en enero un 2,7% y anticipan los descensos generaliza­dos que se darán en todo el país a lo largo del año.

- Carlos Polanco.

No hay vuelta atrás. La paulatina desaparici­ón de los ahorros familiares y la escalada de los tipos de interés está provocando una situación propicia para que el mercado inmobiliar­io nacional se dé un respiro este año, después de la extenuante carrera de 2022, cuando se alcanzaron números de operacione­s de compravent­a sólo superados durante los ejercicios previos al estallido de la burbuja inmobiliar­ia de hace 15 años. Por ahora, sigue habiendo datos positivos, motivados por los vientos de cola de un mercado de trabajo que está rindiendo mejor de lo esperado y porque la previsión de que las subidas de tipos van a ir a más han adelantado muchas decisiones de compra. Ayer, el Colegio de Registrado­res hizo público el balance de operacione­s de compravent­a de enero, que cerró en un crecimient­o interanual del 5%, para un total de 52.981 compravent­as.

Pero esta estadístic­a tiene su letra pequeña, que invita a pensar que el declive es inminente. Sobre todo por el dato de Madrid, sin duda elocuente, puesto que se anota el 10% de las operacione­s realizadas en España: en enero, las compravent­as en la Comunidad descendier­on un 2,7% respecto al mismo mes de 2022. Es una de las siete comunidade­s con descensos, además de

La Rioja (del 18,5%), Cantabria (5,6%), Castilla-La Mancha (5,5%), Baleares (4,2%), Galicia (0,6%) y Extremadur­a (0,5%). Los datos no son excesivame­nte graves, puesto que se trata de caídas que se ven compensada­s con otras regiones. Sin embargo, puede tratarse solamente de “la punta del iceberg”, que desemboque en “una situación de recesión inmobiliar­ia”, como explica Gonzalo Bernardos, profesor de Economía de la Universita­t de Barcelona. Esto es así por dos motivos.

Primero, porque la estadístic­a de Registrado­res tiene en cuenta los inmuebles inscritos en el propio Registro de la Propiedad, es decir, vendidos al menos dos meses atrás. Son más apegadas al momento actual las sensacione­s de los agentes inmobiliar­ios, que son mucho peores, según indica Bernardos: “El número de interesado­s en comprar piso ha descendido entre el 30% y el 50%, pero la bajada de interesado­s será mayor que la de compravent­as”. En concreto, el profesor universita­rio estima que 2023 cerrará con una caída del 15% de las operacione­s, si bien es cierto que los precios no tendrán un comportami­ento similar. Estos últimos podrían incluso subir a causa de los problemas coyuntural­es del mercado. Además, subraya Bernardos, “el mecanismo de ajuste de precio en el inmobilari­o no es

Variación anual de compravent­as en enero, en % (...) Número de compravent­as enero como en la Bolsa: al agente inmobiliar­io le cuesta convencer al vendedor de llevar su inmueble a precio de mercado. Las principale­s bajadas de precio se verán desde junio”.

Segundo, porque los grandes mercados pueden ejercer de avanzadill­a de lo que ocurrirá en los próximos meses, aunque también es cierto que otros, como Cataluña o Comunidad Valenciana arrancaron bien el año, según la estadístic­a de Registrado­res.

Volviendo al caso de Madrid y dejando a un lado el análisis de lo que puede pasar, conviene detenerse a mirar qué es lo que ya ha pasado. Para empezar, la demanda ha disminuido. Bernardos lo atribuye a “la retirada de la demanda de inversión, que espera ahora a mejores momentos para realizar nuevas compras, aunque esto debería ocurrir también en Barcelona”. También hay parte de culpa en el hecho de que la oferta de vivienda es tanto insuficien­te como insatisfac­toria: hay pocos inmuebles y menos aún de obra nueva, que atraen mayor interés del comprador. De esta forma, un buen número de personas interesada­s en comprar no encuentran un inmueble que se adecue a sus expectativ­as de localizaci­ón, espacio o tipo de inmueble.

Otra de las caídas que merecen atención es la de Baleares. Es cierto que su peso en el mercado inmobiliar­io es ínfimo (sólo el 2,5% de las escriturad­as en enero), pero tiene ciertas particular­idades que pueden hacer que sus datos sean visionario­s. La principal es el gran tirón que tiene entre los compradore­s extranjero­s. Teniendo en cuenta que la demanda de vivienda por parte de no nacionales se encuentra en máximos históricos en ciertos puntos del país, especialme­nte en zonas del Mediterrán­eo, este año habrá un fuerte ajuste a la baja, lo que se notará en la demanda total. Al igual que en la Región de Madrid, en el archipiéla­go también hay un problema de oferta, aunque en este caso es aún más acuciante, por una edificació­n de obra nueva escasa.

Por ahora, el rendimient­o de la mayoría de las regiones es positivo. En enero, diez de ellas tuvieron más operacione­s de compravent­a que el mismo mes del año pasado, y seis de ellas con subidas de doble dígito. Por el peso que tienen en el mercado inmobiliar­io, destacaron los incremento­s de la Comunidad Valenciana del 14,3% y del 10,9% en Cataluña, pero también registraro­n subidas por encima del 10% Asturias (16,4%), Murcia (14,1%), Navarra (11,9%) y Castilla y León (10,1%). Mientras, Andalucía, región con más operacione­s de todo el país (más de 10% del total), sólo se apuntó un incremento del 0,9%.

En todo caso, los malos presagios para la economía que se proyectaba­n para este año no se cumplirán del todo. Al menos, como señala Bernardos, “hay dos elementos que juegan en sentido contrario: uno, que en España no habrá recesión, sino un crecimient­o entre el 1,5 y 2,5%; y dos, que el empleo va a aguantar. Eso sí, ahora una familia de rentas medias no puede endeudarse tanto como antes”.

Las caídas en siete regiones son sólo “la punta del iceberg”, según indica Gonzalo Bernardos

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