Powell y las sombras del colapso del SVB
Las turbulencias financieras creadas por el colapso la semana pasada del Silicon Valley Bank han vuelto a generar incertidumbre sobre la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense. Aunque parece claro que la crisis del banco californiano se debió a la deficiente gestión de su liquidez por parte del equipo directivo, es innegable que también se produjeron fallos de supervisión y que la rápida subida de los tipos de interés influyó en la solidez de su balance. Por eso los mercados esperan que la reunión esta semana de la autoridad monetaria que preside Jerome Powell, además de dilucidar si ejecuta la subida de tasas que se daba por descontada antes de que se generalizaran las dudas sobre el sector bancario estadounidense, arroje luz sobre las incógnitas que deja el caso del Silicon Valley Bank. La Fed tendrá que decidir si respalda la tesis defendida por la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, de que las medidas para luchar contra la inflación y los instrumentos para garantizar la estabilidad financiera no tienen por qué responder a una relación de coste-beneficio ni ser vasos comunicantes. El riesgo de transmitir ahora señales confusas al mercado es alto, ya que una relajación del endurecimiento monetario podría avivar las dudas respecto a la solidez del sistema financiero y comprometer las perspectivas de mejora de la rentabilidad de las propias entidades, generando un círculo vicioso. Tampoco la evolución de los precios concede un excesivo margen de maniobra. Aunque la inflación general acumula meses a la baja desde los máximos registrados el verano pasado, el proceso no se está produciendo al ritmo esperado y preocupa el alza sostenida de la tasa subyacente, lo que llevó hace dos semanas a Powell a alertar de que los tipos de interés, en su nivel máximo desde 2007, subirían más de lo previsto inicialmente. La publicación de las nuevas proyecciones de PIB e inflación de la Fed debería dar una perspectiva más nítida para los próximos meses, aunque aún parece pronto para valorar el potencial impacto en la economía norteamericana de la pérdida de confianza inversora en su sector financiero. Una decisión salomónica podría ser un aumento mínimo de los tipos, de 25 puntos básicos, en espera de que se apacigüen los mercados y de que las medidas extraordinarias desplegadas para conjurar el pánico bancario surtan todos sus efectos. La incógnita es cómo hacerlo sin dañar la credibilidad de la Reserva Federal.
El riesgo de enviar señales confusas al mercado sobre la solidez bancaria es muy alto ahora