“Ser artista y hacerse viral no es la panacea”
CARLOS GALÁN
Quizá el éxito más conocido de los lanzados por Subterfuge Records sea Devil Came to Me, disco que se publicó el 21 de abril de 1997 y que permitió dar a conocer a una banda que hasta ese momento era una absoluta desconocida. Dover consiguió el disco de oro al poco tiempo y sumó cuatro discos de platino sólo unos meses después. Como hemos dicho, el título de este álbum podría ser el mayor éxito de Subterfuge Records, pero decir esto sería convertir la anécdota en noticia porque el éxito principal de este sello discográfico independiente es haber conseguido llegar hasta nuestros días a pesar de la crisis y reconversión de la industria musical de los últimos años y de la enorme competencia que ha existido desde que Dover se convirtiera en una banda reconocida. Fundada en el año 1989 por Carlos Galán, la compañía sigue siendo hoy una referencia en la música. Tanto, que la semana pasada el Comunidad de Madrid le entregó un reconocimiento por su compromiso con el sector.
Asociado a Promusicae, este sello ha recibido un premio a la Cultura 2022, en la categoría Música Popular, por ser una referencia de la cultura underground de nuestro país, un género que cada vez es más difícil de alimentar. “Modas y tendencias ha habido siempre, pero la forma de consumir música ha evolucionado tanto que cada vez es más complicado descubrir nuevos artistas o hacer cosas distintas. Hoy, gracias a las redes sociales, se viraliza cualquier fenómeno y la competencia es mucho mayor, pero lo que se convierte en viral no es siempre lo mejor”, analiza Galán, que presume de haber impulsado las carreras musicales de Nena Daconte, Niña Polaca, Fangoria, Los Fresones Rebeldes, Carlos Jean, Mastretta, Sexy Sadie, Anni B Sweet, McEnroe, Corizonas y Cycle.
Este “trabajador infatigable que se jugó su patrimonio por su proyecto”, en palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cree que su profesión ha cambiado mucho en los últimos años, pero sigue siendo tan necesaria como cuando empezó. “Ser artista y hacerse viral no es la panacea. Muchos se piensan que por tener éxito en redes sociales ya lo tiene todo hecho y se equivocan. La dependencia de los cantantes con una discográfica es menor que antes y es verdad que tienen el poder de todo lo que publican y deciden lo que quieren contar y lo que no, pero la popularidad en redes puede ser un arma de doble filo.
Mi trabajo hoy es el mismo que antes, convertirle en una estrella, pero también debo dar estabilidad a su carrera y mantenerle al margen de todo lo que se genera alrededor de la misma. Ellos deberían dedicarse sólo a componer y eso no es muy distinto a lo que ocurría antes”, explica Galán.
Galardonada en varias ocasiones como la Mejor Compañía en los Premios de la Música, organizados por la Sociedad General de Autores y Editores, el CEO de Subterfuge Records lamenta este mal uso de las redes, pero cree que hay muchas otras cosas positivas que se pueden destacar del momento que vivimos. “El público también es muy distinto si lo comparamos con el de los años noventa porque hoy tiene acceso a toda la información. El disco antes era una experiencia, un descubrimiento, pero ahora la capacidad de decisión del público es absoluta y no está influenciada por el márketing o la radio, como ocurría esos años. Es más libre para elegir lo que realmente le gusta. Esa glotonería o consumismo hace que cada uno pueda escuchar lo que quiera sin que nadie lo dirija. Eso es maravilloso para el público y para los artistas, fundamentalmente para los que están empezando, pero sobre todo es bueno para la música”.
En el catálogo de Subterfuge Records hay casi diez mil canciones, también bandas sonoras de series, documentales o películas. Entre sus últimos proyectos, la plataforma de pódcasts Subterfuge Radio, que se ha convertido en un referente del formato, y donde Galán presenta y dirige, Simpatía por la industria musical. Además, el año pasado realizó la primera edición de Estación Pódcast, primer festival iberoamericano de creación sonora que convirtió a Madrid en la capital mundial del pódcast en español.