Macron se mantiene firme con las pensiones
Francia vivió ayer una nueva jornada de huelga masiva contra la reforma de pensiones aprobada por el Gobierno de Emmanuel Macron sin el aval del Parlamento. Pero el presidente del país parece dispuesto a mantener el pulso planteado por los sindicatos y la oposición para frenar el retraso en la edad de jubilación desde los 62 años actuales hasta 64 años. Ceder ante las protestas violentas o las maniobras de los partidos políticos de ambos extremos del arco parlamentario que rechazan el necesario ajuste del sistema de pensiones debilitaría gravemente a Macron tanto a nivel interno como frente a los socios europeos. La reforma de las pensiones es uno de los aspectos nucleares del ambicioso paquete de medidas estructurales con que logró la reelección presidencial el año pasado. Al igual que otros países de la UE con una sociedad envejecida, Francia soporta graves tensiones en el gasto público por el coste creciente de las prestaciones de jubilación, lo que hace inaplazable ajustar el sistema. Más aún ante la reimplantación de las reglas fiscales en la zona euro el próximo ejercicio, que obligarán a reducir el exceso de endeudamiento generado en la pandemia. Por eso Macron debe mantenerse firme en la defensa de esta reforma crucial. Sin embargo, la debilidad parlamentaria de su Ejecutivo, incapaz de reunir los apoyos necesarios para validarla en la Asamblea Nacional y que superó por un estrecho margen las mociones de censura planteadas por la oposición, le obligan a revisar su estrategia de negociar pactos puntuales para cada proyecto de ley si quiere asegurar la gobernabilidad del país en los próximos cuatro años.