La UE busca acelerar la unión bancaria, pero choca en automoción
CONSEJO EUROPEO/ En la reunión de líderes europeos que se clausura hoy, no sólo se hablará de Ucrania y geopolítica. La crisis bancaria, la descarbonización y la reindustrialización estarán muy presentes.
Hoy se clausurará en Bruselas (Bélgica) una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE poco habitual en el último año. Por primera vez desde el inicio de la agresión rusa sobre Ucrania, la geopolítica está compartiendo protagonismo con otras cuestiones como la crisis financiera, la descarbonización aplicada al sector de la automoción y una nueva estrategia para reforzar la competitividad industrial.
Tras la quiebra del estadounidense Silicon Valley Bank (SVB) y la venta de Credit Suisse a UBS, la respuesta del Banco Central Europeo (BCE), los reguladores de cada Estado, las instituciones comunitarias y los Gobiernos nacionales han recalcado que el Viejo Continente cuenta con un sistema muy supervisado, por lo que no puede haber un efecto contagio.
Sin embargo, varios Estados, como España, creen que ha llegado el momento de finalizar los procesos de unión bancaria y la unión de mercados de capitales y que las turbulencias bancarias son una señal que evidencia la necesidad de culminarlos.
Oficialmente, ninguno de los dos puntos forma parte del orden del día. Sin embargo, hoy, en la segunda jornada, acudirán la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el del Eurogrupo, Paschal Donohoe, por lo que fuentes diplomáticas aseguran que este debate estará sobre la mesa.
El Consejo Europeo también abordará la revisión de las reglas fiscales y el plan para reforzar la competitividad industrial de Bruselas que presentó la semana pasada. Esta estrategia incluye la reforma del mercado eléctrico, una ley de materias primeras críticas para reducir la dependencia de terceros países y una nueva norma para incentivar la industria sin emisiones.
El gran choque
En estas cuestiones, hay consenso. Sin embargo, donde hay un choque abierto es a la hora de poner fechas en la descarbonización de la industria del motor. En febrero, la Eurocámara convalidó el acuerdo que los Estados, la Comisión y el Parlamento alcanzaron para que a partir de 2035, sólo puedan venderse vehículos que no emitan CO2.
En un principio, el primer fabricante automovilístico de la UE, Alemania, firmó el documento. Sin embargo, su posición ha virado y ahora está presionando para que puedan seguir comercializándose vehículos que necesitan combustibles sintéticos para funcionar más allá de esta fecha tope.
El canciller alemán, Olaf Scholz, enseñó sus cartas desde el minuto uno. A su llegada a la cumbre, aseguró que sus negociaciones con la Comisión Europea van “por buen camino”. Sus palabras generaron una profunda inquietud en la presidenta del Parlamento Europeo, la italiana Roberta Metsola, quien cargó contra cualquier acción que “socave la predictibilidad legislativa que necesita la UE”.
“El Pacto Verde Europeo es un pilar fundamental de nuestro mandato”, señaló la presidenta de la Eurocámara, que a principios de esta semana envió una carta a Suecia –que ostenta la presidencia rotatoria de la UE– para advertirle del riesgo que supondría aceptar los cambios que sugiere Berlín. En su opinión, “podrían socavar la credibilidad del proceso legislativo”.
Otra cuestión de la que se esperan avances es que, tras años en los que los acuerdos de libre comercio con Canadá o Mercosur se han bloqueado, ahora podrían reanudarse en un contexto donde China se está reforzando como actor global.
En cualquier caso, los debates evidenciaron una cierta desunión de las cancillerías a la hora de definir la agenda de prioridades a abordar. Si Italia pedía un mayor compromiso para frenar la inmigración ilegal, Suecia y los Países Bajos ponían el foco en la industria, informa Financial Times.
Choque entre Scholz y Metsola por los límites a los coches con combustibles sintéticos