Ayuso oficializa su ‘divorcio’ de Vox: “Que cada uno siga su camino”
CRISIS/ La presidenta madrileña rompe con el partido que lidera Rocío Monasterio tras su voto en contra de la deducción del 20% en IRPF para extranjeros y afirma que Vox no la arrastrará en su “deriva”.
Las tensiones vienen de lejos: Vox tumbó en diciembre los presupuestos de Ayuso para 2023
El partido de Abascal anunciará hoy cambios en la relación con el PP en Castilla y León
Era la crónica de un divorcio anunciado que, de hecho, venía gestándose desde hace meses a golpe de desencuentros y de tomas de posición de cara a las inminentes elecciones municipales y autonómicas. Isabel Díaz Ayuso escenificó ayer públicamente su ruptura con Vox después de cuatro años como compañeros de viaje (que no socios) repartidos en dos breves legislaturas. Lo hizo en el último pleno de la Asamblea de Madrid, con luz y taquígrafos, y dejando claro que, de aquí en adelante, los itinerarios políticos de PP y Vox en la región se bifurcan. “A partir de hoy, que cada uno siga su camino”, espetó Ayuso a la líder del partido verde en la región, Rocío Monasterio, con quien mantuvo un agrio cruce de reproches y acusaciones.
El detonante de la ruptura fue el voto en contra de Vox a una de las propuestas estelares de Ayuso en la recta final de la legislatura: la deducción del 20% en el IRPF para extranjeros o españoles residentes fuera de España que adquieran bienes o activos en Madrid y establezcan su residencia en la región. Era la particular contraofensiva de Ayuso al impuesto a las grandes fortunas del Gobierno de Pedro Sánchez, ya recurrido por Madrid ante el Tribunal Constitucional, y que los de Monasterio bloquearon ayer por considerar que discrimina a los madrileños frente a los foráneos, hasta el punto de tildar esa medida de “ley de privilegios para extranjeros”.
Aunque este veto fue ayer el catalizador de la ruptura, las tensiones entre PP y Vox en Madrid venían de tiempo atrás. “Lamento profundamente la deriva que han tomado en los últimos meses y no me van a arrastrar en ella”, aseguró Ayuso a Monasterio, en alusión a unas relaciones que se hicieron añicos cuando, a mediados de diciembre, Vox tumbó el proyecto de Presupuestos de la región para 2023, abocándola a prorrogar sus cuentas.
La mandataria madrileña fue la primera en el PP en marcar distancias públicas y abiertamente con la formación ultraconservadora cuando apenas faltan dos meses para los comicios locales y autonómicos, pero no la única, ni, probablemente, la última ante un escenario que se preludia de abierta y creciente hostilidad. El alcalde de Madrid, el también popular José Luis Martínez-Almeida, siguió los pasos de Ayuso poniendo también distancia con Vox. “Cada uno por su camino y ya nos veremos en las elecciones del 28 de mayo”, afirmó el edil madrileño, que acusó al partido ultraconservador de haber “boicoteado los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid” y la modificación de las normas urbanísticas de la capital.
Pero la guerra abierta entre PP y Vox trasciende, con mucho, del ámbito municipal y autonómico madrileño. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, ambas formaciones ya no son aliadas, sino rivales, algo que quedó meridianamente claro en la fallida moción de censura impulsada por Vox contra Pedro Sánchez,
en la que Santiago Abascal llegó a acusar a los populares de buscar pactos con el PSOE e incluso de querer ocupar su espacio electoral, relato en el que ayer abundó Monasterio, al señalar que “la señora Ayuso trabaja para el señor Feijóo, y el señor Feijóo ha dado orden de que el socio prioritario es el PSOE... Esto lo tienen que saber los votantes del PP.”
Precisamente, el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, el gran ausente de una moción de censura que él mismo calificó de “esperpento político” y de “pérdida de tiempo”, secundó la decisión de Ayuso de romper amarras con Vox. Aunque lo hizo a la gallega; esto es, sin la contundencia de la presidenta madrileña y sin dar demasiadas pistas sobre hasta dónde está dispuesto a llevar en el ámbito nacional su distanciamiento de la formación ultraconservadora. No hay que olvidar que el PP probablemente necesitará los votos de Vox en muchos municipios y autonomías para optar a gobernar, amén de la situación de Castilla y León, la única autonomía en la que PP y Vox gobiernan en coalición.
Con este telón de fondo, Feijóo dijo ayer desde Bruselas compartir y comprender que Ayuso dijera a Vox “con ustedes no cuento” porque, a su juicio, a los dirigentes del partido verde no les interesa Madrid, sino “intentar buscar algún rédito electoral de la antipolítica, y la antipolítica yo no la comparto”. Y dejando claro que, en el caso del verso suelto que Díaz Ayuso representa en el PP, tiene “el respaldo suficiente para hacer su propia política”.
El movimiento telúrico que se ha producido en los últimos meses en la derecha del espectro político y que la moción de censura de Vox no ha hecho más que acentuar, probablemente irá a más. De hecho, el partido de Santiago Abascal anunció ayer una “nueva relación” con el PP “a raíz de lo sucedido en la moción de censura y de las posteriores declaraciones de líderes del Partido Popular”, un cambio que el líder de Vox analizará hoy en un mitin en Valladolid, acompañado por representantes del partido en Castilla y León, precisamente la región en que PP y Vox ya gobiernan juntos. ¿Está en peligro esa coalición?