Pensiones: el gasto se le desboca al Gobierno

El ministro José Luis Escrivá se comprometió nada más acceder al cargo a subsanar el déficit histórico de la Seguridad Social antes del fin de la legislatura. Pero a nueve meses de que se cumpla ese plazo el objetivo parece irrealizable pese a los numerosos cambios legales incorporados al sistema público de pensiones por el ministerio que dirige. La razón estriba en que la mayor parte de esas medidas han aumentado los compromisos de gasto del sistema. Sobre todo, la decisión de volver a vincular la subida de las pensiones al IPC, pero también las mejoras de las prestaciones más bajas o la cotización de algunos colectivos. El impacto sobre un modelo ya tensionado por el envejecimiento demográfico y el hecho de que los nuevos pensionistas tengan derecho a prestaciones más elevadas ha sido un crecimiento insostenible de los pagos de la Seguridad Social, que ha necesitado de diversos préstamos extraordinarios de Hacienda para no ensanchar su déficit. El gasto mensual en pensiones ha crecido un 22,3% en los tres años de la presente legislatura, hasta llegar a un récord de 11.946 millones de euros este mes de marzo, mientras que la deuda del organismo ha superado la barrera simbólica de los 100.000 millones de euros, lo que supone casi haber doblado el pasivo que tenía la Seguridad Social en 2019.

Por todo ello, la situación del sistema de pensiones dista mucho de ser sostenible, aunque desde el Ejecutivo se insista en el mensaje contrario. Al haber dilatado la aprobación de los ajustes en el modelo reclamados por la Comisión Europea a cambio de los fondos de recuperación, se han hecho más evidentes los desequilibrios del mismo. Priorizar las medidas de mejora de las pensiones actuales para lograr un artificioso consenso con los agentes sociales se ha demostrado una estrategia de corto recorrido. El empresariado rechaza ahora de plano la segunda parte de la reforma, que mañana se vota en el Congreso, porque carga la mayor parte del ajuste sobre las cotizaciones de las compañías y la parte de los salarios más altos que supere las bases máximas de cotización, lastrando su capacidad para generar nuevos puestos de trabajo. Lo más inquietante, sin embargo, es que la fuerte subida impuesta por Escrivá de la denominada cuña fiscal del empleo será insuficiente, según los cálculos de la AIReF, para costear el gran crecimiento proyectado del gasto en pensiones en los próximos años, lo que forzará nuevos ajustes en el sistema más pronto que tarde.

Al retrasar los ajustes en el sistema de pensiones, se han hecho más evidentes sus desequilibrios