Más déficit pese a los cambios en pensiones
La vara para medir la última reforma del sistema de pensiones no puede ser otra que la financiera. Y la mayoría de los análisis sobre la misma, salvo los del propio Gobierno, coinciden en que no sólo no soluciona el actual problema de sostenibilidad, sino que incluso puede agravarlo. La corrección del déficit de la Seguridad Social se ha conseguido hasta ahora gracias al traspaso a otros departamentos de los llamados gastos impropios (como las prestaciones no contributivas) y el incremento de las cotizaciones sociales. Sin embargo, los préstamos encadenados del Ministerio de Hacienda para posibilitar el abono de las sucesivas pagas extraordinarias a los pensionistas han disparado la deuda del organismo de previsión social, que por primera vez supera los 100.000 millones de euros. Las últimas medidas aprobadas por el Ejecutivo tan solo reducirán de forma muy modesta el desequilibrio entre los ingresos y los gastos de la Seguridad Social, un 0,39% en el mejor de los casos según calculan los analistas de Fedea, aproximadamente la mitad de lo esperado por el Ministerio, porque el mayor coste futuro de las pensiones absorberá casi todo el margen fiscal disponible. Una situación que se agravará a partir del año 2050, cuando nuestro país afrontará la mayor presión sobre el gasto debido al envejecimiento demográfico, lo que disparará el déficit de las pensiones. De hecho, las previsiones del supervisor de las cuentas públicas, la AIReF, son de descuadre anual de hasta 1,1 puntos de PIB. Un balance nada satisfactorio para una reforma que se queda muy lejos de garantizar la sostenibilidad de la Seguridad Social.