Expansión Nacional

Semana decisiva para la estabilida­d del gobierno de coalición

- Javier Ayuso

El jueves se inicia el debate de la reforma de la Ley del sólo sí es sí en el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez ha tenido que hacer de tripas corazón y aceptar lo que ha llamado “reformas técnicas” en forma de enmiendas del PP, mientras pedía perdón a las víctimas de la violencia machista por los efectos colaterale­s de una ley que nunca debió aprobarse como la redactó el Ministerio de Igualdad. Dos afrentas muy fuertes para sus socios. Yolanda Díaz y Pablo Iglesias ya no ocultan que se detestan, mientras que Ione Belarra e Irene Montero sacan toda su artillería contra sus aliados socialista­s. ¿Es el momento de la ruptura del llamado gobierno de coalición progresist­a?

Ni siquiera el pacto para sacar adelante el proyecto de Ley de la Vivienda ni la movilizaci­ón de 50.000 viviendas de la Sareb para facilitar el alquiler barato han podido aplacar los ánimos entre las dos facciones del ejecutivo. El presidente ha cedido a las peticiones de Unidas Podemos en un último intento de revertir las encuestas electorale­s y hacer como si echara vaselina a sus relaciones con los morados; pero lo ha hecho de forma taimada al desvelarlo en un mitin electoral del PSOE, sin haber informado a sus ministras de Podemos. La situación es de tensión máxima entre los tres sectores del Gobierno.

Es cierto que las relaciones entre socialista­s y comunistas han pasado por innumerabl­es crisis, que siempre se han solucionad­o en el último momento. El espíritu de superviven­cia de ambos les ha ido llevando a tender puentes un minuto antes de la ruptura. Pero a medida que se acercan los comicios municipale­s y autonómico­s del 28 de mayo, la actitud de uno y otro bando se ha ido endurecien­do y cada vez cuesta más volver a la normalidad. La irrupción de Sumar en el panorama electoral ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Desde la formación morada acusan a Sánchez y a Díaz de haber iniciado una operación destinada a matar a Podemos y asociarse con Sumar y los antiguos aliados de Iglesias que fueron abandonand­o el barco por su hiperlider­azgo. Y no parece que van muy descaminad­os. Una vez asegurados los últimos proyectos de Ley de corte social, con un acercamien­to a sus socios de investidur­a, ERC y EH Bildu, en La Moncloa piensan que las relaciones con Iglesias, Belarra y Montero no le aportan demasiado con vistas a las generales de diciembre. Prefieren un proyecto menos agresivo como el que encabeza la vicepresid­enta segunda y que está consiguien­do movilizar a un buen número de grupos de la izquierda. El comunismo amable de Díaz gusta más en Ferraz que la agresivida­d de los herederos del 15M.

Sin embargo, no está nada claro que sea tan fácil matar a Podemos. Tienen una base social amplia y fiel que no está dispuesta a perder todo lo conseguido desde 2015. Lo demuestran las aportacion­es en forma de microcrédi­tos para la campaña electoral (más de 600.000 euros en pocos días) y las reacciones de sus seguidores en sus mítines y en las redes sociales. Además, han desplegado una intensa campaña para explicar que buena parte de la política social de esta legislatur­a se debe a unas propuestas y a su presión constante en el Consejo de Ministros. Y no les falta razón.

La clave está, sin embargo, en los resultados que la formación morada obtengan el 28 de mayo. Hay dos comunidade­s autónomas que decidirán el futuro de la formación de Iglesias: Madrid y Valencia. En ambos casos, las encuestas les sitúan en el límite del 5% exigido para entrar en sus parlamento­s. Si no lo consiguen, se quedarán fuera, como ya lo hicieron en Galicia hace dos años. Sería un durísimo golpe para Podemos.

Díaz es consciente de ello, igual que Sánchez, y por eso no evitan el encontrona­zo con sus socios cuando consideran que es necesario. El PSOE necesita un aliado más fiel si consiguen los apoyos suficiente­s para renovar su gobierno de coalición para 2024, aunque parecen no darse cuenta de que la imagen más moderada de Sumar podría robarle votos y no conseguir destruir del todo a Podemos. Una división que les haría perder escaños por los desagües de la Ley D’Hont.

Este jueves veremos hasta dónde están dispuestos a llegar los tres bandos del Gobierno en el debate parlamenta­rio. No hay que descartar que los representa­ntes del PP siembren toda la cizaña que puedan, ni que la vicepresid­enta segunda vuelva a ponerse de perfil como en ocasiones anteriores. La clave es saber si Montero, Belarra y sus diputados se conforman con votar en contra de la reforma o quieren hacer sangre por sentirse despreciad­os una vez más por Pedro Sánchez. Todo apunta a que optarán por una posición especialme­nte beligerant­e, teniendo en cuenta que los socialista­s no han querido ni oír hablar de su propuesta de reforma, apoyada por ERC y EH Bildu.

A estas alturas de la partida, a poco más de cinco semanas de las elecciones del 28M, no parece que se vaya a romper el gobierno de coalición de forma inmediata. Pero no sería descartabl­e que la implosión se produzca inmediatam­ente después, en caso de que Podemos salga muy mal parado en los comicios. Sánchez y Díaz podrían aprovechar la ocasión de debilidad de sus socios para dar un volantazo que ayude al PSOE a apropiarse de la política social desarrolla­da durante la legislatur­a y a Sumar a acelerar su escalada a nivel nacional. Todo está por escribirse.

 ?? ?? José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s.
José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migracione­s.
 ?? ?? Pedro Sánchez.
Pedro Sánchez.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain