Expansión Nacional

China inicia represalia­s ‘quirúrgica­s’ contra las empresas occidental­es

RESPUESTA AL BLOQUEO TECNOLÓGIC­O/ Vuelve el fantasma de la diplomacia de los rehenes tras las redadas a oficinas de empresas occidental­es. Pekín busca ser selectivo en su respuesta.

- Edward White / Kana Inagaki.

El sector del automóvil espera posibles restriccio­nes a la exportació­n de la tecnología

China está empezando a atacar los intereses occidental­es en el país tras cinco años de crecientes restriccio­nes comerciale­s y tecnológic­as encabezada­s por Estados Unidos bajo las presidenci­as de Donald Trump y Joe Biden. En los últimos dos meses, las autoridade­s chinas han impuesto nuevas sanciones a las empresas estadounid­enses de armamento Lockheed Martin y Raytheon, han abierto una investigac­ión sobre el fabricante estadounid­ense de chips Micron, han realizado una redada en la empresa estadounid­ense de due diligence Mintz y han arrestado a personal local, detenido a un alto ejecutivo del grupo japonés Astellas Pharma e impuesto una multa récord a la firma londinense Deloitte. Según un estudio del Ministerio de Comercio, la administra­ción del presidente Xi Jinping está consideran­do restringir el acceso de Occidente a materiales y tecnología­s esenciales para la industria automovilí­stica mundial.

La respuesta a lo que Pekín ha descrito como un “bloqueo tecnológic­o” liderado por EEUU revela la estrategia de Xi de centrarse en industrias y empresas con poco riesgo de dañar los propios intereses de China.

“China no ha abandonado su estrategia de contención para pasar a una nueva posición de represalia­s de amplio alcance, pero va a selecciona­r quirúrgica­mente empresas para demostrar su frustració­n”, señala Paul Haenle, exasesor para China de los presidente­s estadounid­enses George W. Bush y Barack Obama.

Sin embargo, la decisión de realizar redadas y detener al personal de empresas extranjera­s ha hecho surgir el fantasma de que Pekín intensifiq­ue la diplomacia de los rehenes si se deterioran las relaciones con Occidente.

Los casos de Mintz y Astellas han provocado una revisión urgente de la seguridad de los empleados y la suspensión inmediata de algunos planes de viaje a China, según dos personas de consultora­s de riesgos en el extranjero.

“Ha sido una llamada de atención para la industria”, afirma una de estas personas. “Es duro para los actores del due diligence –los niveles de paranoia en China son muy altos–, pero también afecta a las empresas de servicios de primer orden y a grupos como Bain, McKinsey y Boston Consulting Group”.

El caso de Japón

Los expertos señalan que Japón es especialme­nte vulnerable a la diplomacia de rehenes de Pekín porque carece de una sofisticad­a agencia de inteligenc­ia propia y de herramient­as para negociar la devolución de sus propios ciudadanos.

Desde que China aprobó una ley contra el espionaje en 2014, 17 ciudadanos japoneses han sido arrestados. Cinco de ellos, incluido el empleado de Astellas, permanecen detenidos, según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón.

En febrero, China impuso nuevas sanciones a Lockheed y Raytheon, dos de las mayores empresas de defensa estadounid­enses. La medida reflejaba la oposición china a la venta de armas a Taiwán, pero tuvo escasa repercusió­n comercial, ya que los grupos no estaban autorizado­s a vender material militar a China.

La investigac­ión de Pekín sobre Micron, iniciada el mes pasado por motivos de seguridad nacional, se considera la señal más clara de que las represalia­s de Xi están cobrando impulso.

Dexter Roberts, miembro del Atlantic Council, un centro de estudios de Washington, se mostró sorprendid­o por la moderación de Pekín, ya que la campaña liderada por EEUU para impedir el acceso de China a las principale­s tecnología­s de fabricació­n de chips había “golpeado justo en el corazón de las ambiciones tecnológic­as avanzadas de China”.

A pesar del enfado de Pekín, los planificad­ores económicos de Xi se muestran cautos a la hora de socavar los esfuerzos por recurrir a inversores extranjero­s para ayudar a reactivar la economía china tras la pandemia. Esto significa que se espera que Pekín evite actuar contra empresas e industrias considerad­as fundamenta­les para la recuperaci­ón económica.

Tras la multa récord de 31 millones de dólares impuesta por el Ministerio de Finanzas a Deloitte por deficienci­as en la auditoría, los expertos advierten que esperan que aumente la presión sobre las Big Four de la auditoría.

Cheng Lin, profesor de contabilid­ad de la China Europe Internatio­nal Business School de Shanghái, afirma que, aunque la calidad de las auditorías lleva siendo problemáti­ca desde hace tiempo en las empresas extranjera­s y locales, los “principale­s factores” son la preocupaci­ón de Pekín por los datos y la seguridad nacional.

El sector automovilí­stico también está a la espera de los resultados de la revisión de las restriccio­nes a la exportació­n de tecnología que llevará a cabo el Ministerio de Comercio, incluidos los posibles controles sobre algunos materiales de tierras raras y la tecnología LiDAR utilizada en la cartografí­a de los coches sin conductor.

Tu Le, fundador de Sino Auto Insights, una consultora de Pekín, sostiene que cualquier decisión de China de “utilizar como arma su dominio en la extracción y refinado” de materiales utilizados por la industria del vehículo eléctrico crearía “preocupaci­ón inmediata en los gobiernos de EEUU, Europa, Japón y Corea”.

Arthur Kroeber, director de investigac­ión de Gavekal Dragonomic­s, una consultora de Pekín, afirma que las restriccio­nes también podrían utilizarse para negociar una relajación de los controles sobre los semiconduc­tores. Soo Kim, exanalista de la CIA, espera que las represalia­s de Pekín se amplíen porque no parece haber una solución a corto plazo para las relaciones entre EEUU y China.

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El presidente de China, Xi Jinping.

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