¿Pierde el rumbo la revolución verde? Cada vez más voces piden frenarla
‘NET ZERO’/ Intereses nacionales, gestoras, bancos de inversión y grandes corporaciones presionan para ir más despacio o por otras vías hacia la neutralidad climática. La ONU advierte que sería muy arriesgado.
El mundo viaja en un barco que, pese a los avisos sobre los riesgos del cambio climático, no ha virado suficientemente el rumbo y ha entrado en una tormenta. “El riesgo es que la necesidad de gestionar los impactos de la tormenta nos impida alejarnos” del maremoto. Es la analogía que el Institute for Public Policy Research (IPPR) utiliza en su estudio: 1,5°C - dead or alive?, para explicar el punto en que nos encontramos.
Pese a las advertencias de instituciones similares, son muchas las voces que desde el inicio de la guerra en Ucrania piden aminorar el paso de la transición o tomar desvíos.
Más inversión fósil
Grandes grupos como BP han advertido en los últimos meses que será necesario invertir en energías fósiles mientras se desarrollan las renovables. De hecho, BP acaba de poner en marcha un proyecto petrolífero de 9.000 millones de dólares en el Golfo de México; Equinor, compañía petrolera estatal noruega, ve futuro para el gas y el petróleo y seguirá produciéndolos después de 2050, y la propia Taxonomía verde europea ha reconocido la necesidad de contar con el gas y las nucleares, generando una importante polémica.
El G7, reunido estos días en Japón, no ha sido capaz de poner fecha al fin del carbón.
Dentro de la Alianza Financiera de Glasgow para Net Zero (Gfanz), creada a instancias de la ONU para impulsar la descarbonización y que lidera el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, también hay controversia. Los fondos de pensiones Cbus Super y Bundespensionskasse fueron los primeros en abandonarla. La aseguradora Zurich ha sido estos días la última gran firma en salir de su división de seguros; poco antes lo hizo Munich Re, y anteriormente la abandonó Vanguard, la segunda mayor gestora de activos del mundo. Si las primeras han aducido problemas de regulaciones antimonopolio y reporting, el CEO de Vanguard dijo que las estrategias alternativas “no son una panacea para los desafíos que enfrentan los inversores”. Los bancos estadounidenses JPMorgan, Morgan Stanley y Bank of America, ya amenazaron a finales del año pasado con abandonar la alianza por temor a ser demandados por compromisos de descarbonidescarbonizar
Las iniciativas ESG han pasado de la primera a la tercera prioridad para las empresas
El 43% de las pymes europeas afirma no tener ni prever una estrategia basada en la sostenibilidad
Emisiones anuales de carbono alineadas con diferentes escenarios del IPCC. zación. BlackRock, la mayor gestora de activos, también ha mostrado desconfianza hacia las propuestas para dejar de financiar a las empresas de combustibles fósiles.
Un ejemplo de las contradicciones es la COP28, que tendrá lugar en Abu Dabi en noviembre. Su discutido presidente, Sultan al-Jaber, CEO de la compañía petrolera estatal de Abu Dabi, ha asegurado que “el mundo no debe renuciar a los 1,5°C”, pero activistas han mostrado su alarma en Financial Times, por la advertencia de no hacer críticas a empresas en la cumbre.
En todas las regiones hay voces a favor de retrasar o cambiar el rumbo de la descarbonización. China quema más carbón al tiempo que afianza su liderazgo renovable; en EEUU, grupos políticos republicanos ponen trabas a los planes verdes de Joe Biden, y Europa discute hasta el último minuto el límite a los motores de combustión o si utilizar el gas y la nuclear.
Las iniciativas ESG (medio ambiente, social y gobernanza) han caído del primer al tercer puesto en las prioridades de las organizaciones a nivel global, según la II Encuesta Anual de Sostenibilidad de The Harris Poll para Google Cloud, en la que han participado 1.476 ejecutivos de 16 países. En España, un 55% admite haber exagerado o representado incorrectamente actividades de sostenibilidad.
Si descendemos al tejido empresarial predominante en Europa, las pymes, su transformación es esencial para
G7, carbón, fin del la cadena de valor, ya que proveedores y clientes multiplican por once las emisiones de una empresa. Sin embargo, el 43% de las pymes europeas afirma no tener una estrategia basada en la sostenibilidad ni prevé aplicarla, dato que ha aumentado un 23% en comparación con 2020. En el caso de España, el porcentaje es del 39%, según el Libro Blanco Fostering sustainability In Small and Medium-sized Enterprises.
Monjas y activistas
Pese a esta ola en favor de variar el rumbo de la transición verde, nadie duda de que no hay vuelta atrás, y otras empresas, instituciones y muchos accionistas siguen presionando para no abandonar el objetivo de 1,5°C. Estos días las Hermanas de San José de la Paz, que poseen una pequeña participación en Citigroup han instado al banco a replantearse la financiación de combustibles fósiles. Otro ejemplo es el fondo activista Follow This, que ha pedido a TotalEnergies que haga más para reducir sus emisiones para 2030. Y Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE, acaba de publicar una optimista opinión en FT titulada: La energía limpia se mueve más rápido de lo que pensamos.
Algo necesario, ya que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) alerta de la urgencia de emprender acciones más ambiciosas: “Las emisiones deberían estar disminuyendo ya y deberán reducirse a casi la mitad para 2030 […] Cada incremento de calentamiento da como resultado peligros que aumentan rápidamente”, sentencia.
El reunido en Japón, ha insistido en la necesidad de adelantar el pero no ha sido capaz de fijar una fecha.