Expansión Nacional

La Comisión Europea ha abierto una consulta para decidir si los generadore­s de gran tráfico digital deben pagar una tasa que contribuya a la inversión en las redes.

INTERNET/

- Nacho P. Santos.

Google, Netflix, Facebook, Microsoft... Gigantes de la era digital que nos acompañan en nuestro día a día y que desde hace ya años han impactado de lleno en nuestros hábitos cotidianos, con cientos o miles de millones de personas en todo el mundo haciendo cada día búsquedas en Internet, viendo películas o series en streaming o consumiend­o informació­n, publicando fotos e interactua­ndo a distancia con otras personas.

Según un documento elaborado por Stefano de Luca, analista de políticas especializ­ado en telecomuni­caciones en la Unidad de Políticas Digitales del Servicio de Investigac­ión del Parlamento Europeo, el tráfico mundial de Internet se lo reparten en un 48%: Google (13,9%), Netflix (13,7%), Facebook (6,5%), Microsoft (5,1%), Apple (4,6%) y Amazon (4,2%).

Esto ha dado lugar a que se abra un debate sobre si este tipo de compañías y plataforma­s digitales, cuyo beneficio llega del consumo que los usuarios hacen de sus contenidos a través de Internet, deben o no contribuir de una forma extraordin­aria a las inversione­s en la conectivid­ad e infraestru­ctura de las redes de telecomuni­caciones que permiten dicho consumo.

El pasado 23 de febrero la Comisión Europea abrió una consulta pública al respecto que se cerrará el 19 de mayo. El comisario de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, indicó que “el Internet de alta velocidad requiere grandes inversione­s”, por lo que “además de facilitar el despliegue de la red a corto plazo, estamos explorando la importante cuestión de quién debe pagar la próxima generación de infraestru­ctura de conectivid­ad, e incluso si las plataforma­s deben compartir el coste de la inversión en conectivid­ad de próxima generación con los operadores de telecomuni­caciones”.

Reclamació­n

La contribuci­ón de las grandes tecnológic­as y plataforma­s digitales –a las que ya se está cercando con la fiscalidad internacio­nal– para sufragar estas inversione­s es una reclamació­n que vienen haciendo los operadores de telecomuni­caciones en los últimos años, en lo que se viene denominand­o como el debate de la “contribuci­ón justa”. Sugieren que estos grandes generadore­s de tráfico se están aprovechan­do de sus inversione­s en la red de 5G y fibra óptica para soportar tales volúmenes de datos sin asumir los costes de implementa­ción.

Por su parte, los grandes generadore­s de tráfico argumentan que ya contribuye­n al ecosistema de Internet el realizar fuertes inversione­s en infraestru­cturas como centros de datos, cables submarinos y satélites, además de crear contenido en Internet que, defienden, hace que los usuarios contraten los servicios de los operadores.

Un reciente estudio de la Comisión Europea estima que es necesaria una inversión de 174.000 millones de euros para lograr los objetivos de que en 2030 todos los hogares de la UE dispongan de una red fija de un gigabyte y todas las áreas pobladas estén cubiertas por el 5G.

En este contexto, estudios promovidos por las telecos señalan que el tráfico de datos generado por estas grandes empresas tecnológic­as podría suponer costes de entre 36.000 y 40.000 millones de euros en gestión y despliegue de las redes para poder soportar dicho tráfico. Por el contrario, las plataforma­s digitales lanzan estudios que destacan que estas compañías invirtiero­n 183.000 millones de euros en la infraestrc­utura de Internet europea entre 2011 y 2021.

Otra cuestión es de qué manera se diseñaría esa mayor contribuci­ón de las tecnológic­as, a qué se destinaría la contribuci­ón y a quién beneficiar­ía. Una de las opciones es el pago de un impuesto cuya recaudació­n vaya a la administra­ción pública; otra, crear tasas finalistas dirigidas directamen­te a la financiaci­ón de infraestru­cturas, y otra, que paguen directamen­te una tasa a las telecos. En cualquier caso, existe el temor de que las compañías repercutie­ran el coste a los usuarios mediante un mayor pago de suscripció­n o con un incremento de la publicidad.

Mientras tanto, en Estados Unidos hay por un lado jurisdicci­ones que cuentan con redes públicas y que cobran a los usuarios por conectarse, y, por otro, ciudades de diversos estados que han creado tasas sobre la transmisió­n de datos por el uso que se hace del espacio público para poder establecer la infraestru­ctura.

Se trata de una cuestión con implicacio­nes complejas a nivel de competenci­a, mercado y uso de las redes que plantea un nuevo plano en el campo tributario. El debate está servido.

Las ‘telecos’ critican que las tecnológic­as se benefician de sus inversione­s sin asumir ningún coste

Las grandes digitales argumentan que gracias a su contenido las ‘telecos’ cobran a sus clientes

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