EEUU juega al límite con el techo de deuda
No es un secreto para nadie las devastadoras consecuencias que tendría para Estados Unidos y el resto de economías mundiales una suspensión de pagos de la Administración Biden, por muy técnica y política que sea. Si EEUU no hace frente en julio a sus obligaciones de pago con terceros incrementado su techo de deuda, el efecto contagio será inevitable. Ya lo ha avisado la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, incluso el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Las cuentas ya están al límite y no hay dinero más allá de julio. Pero los tiempos en el Capitolio los marcan los intereses políticos, que no siempre están alineados con los económicos.
Con la campaña electoral a la vuelta de la esquina, el Partido Republicano, totalmente dividido, solo está de acuerdo en una cosa: llevar al límite a Biden y obligarle a renunciar al que se será el pilar de su candidatura: las políticas sociales. Pero el presidente de Estados Unidos ha prometido una y otra vez que no aceptará recortes en avances que considera clave, como la sanidad pública. Mientras, los conservadores amenazan con bloquear cualquier intento de aumentar techo de gasto si Biden no hace concesiones y se pliega a sus exigencias. Y aunque los analistas creen que se llegará a un acuerdo de último minuto, cada vez aumentan más los temores de quienes creen que el pacto llegará tarde (no sería la primera vez), y solo cuando ambos partidos se den cuenta de que al electorado le da igual las luchas de poder en la colina del Capitolio. Los electores lo que desean es que no les suban más las facturas, ni la fiscal ni la de la cesta de la compra.