Expansión Nacional

¿Se recuperará­n algún día los viajes de negocios?

Las elevadas tarifas, la flexibilid­ad laboral y la sostenibil­idad impactan en el sector.

- Pilita Clark.

Volar es una experienci­a mucho más triste y desagradab­le que antes, excepto por dos cosas. Es mucho más seguro y, aunque ahora cueste creerlo, también es bastante más barato. En 1961, un billete de ida y vuelta en primera clase de Fráncfort a Nueva York costaba lo mismo que un Mercedes-Benz nuevo. Pero cincuenta años después, según me explicó un ejecutivo de aviación alemán, un Mercedes nuevo costaba trece veces más que ese billete. Del mismo modo, cuando Qantas emprendió sus vuelos al extranjero en 1935, un viaje de Sydney a Londres costaba 122 semanas del salario medio de un trabajador, según el actual director de la aerolínea, Alan Joyce. En 2010 se podía hacer por poco más de una semana de salario.

Pero si ha volado en el último año, lo último que segurament­e le vino a la mente fue la palabra “barato”. En diciembre, pagué más por un asiento en clase turista de lo que recuerdo haber desembolsa­do en toda mi vida para volar de Londres a Melbourne, y no fue sólo por Navidad. Los precios de los billetes de avión de Londres a Nueva York, Los Ángeles, Roma, Singapur, Dubái y otros destinos en 2022 fueron, de media, los más altos de la última década, según los analistas de la empresa de datos de aerolíneas OAG.

Los aumentos de precios se produjeron cuando las aerolíneas y los aeropuerto­s, afectados por la pandemia, tuvieron que hacer frente a la creciente demanda de pasajeros ansiosos por los viajes y deseosos de recuperar el tiempo perdido. Las tarifas siguen siendo muy altas en muchas rutas en este año de inflación y, como dice Becca Rowland, analista de OAG: “No parece que eso impida viajar a la gente”.

Esto es especialme­nte cierto si viajamos por ocio. Sin embargo, los viajes de negocios, que suelen tardar más en recuperars­e que los de ocio tras una recesión, aún no han recuperado los niveles anteriores a la pandemia y no está claro cuándo lo harán. No resulta sorprenden­te, teniendo en cuenta que las tarifas aéreas de ida y vuelta en clase business en rutas como Londres a Nueva York llevan meses rondando los 7.500 euros.

Según ha informado este mes Deloitte, las agencias de viajes de Estados Unidos y Europa afirman que el aumento de las tarifas aéreas y hoteleras es ahora el principal factor disuasorio de los viajes de negocios. Las gestoras creen que el volumen total de gasto en viajes corporativ­os podría no volver a los niveles de 2019 hasta finales de 2024. Pero en todo el mundo, las últimas previsione­s anuales de la Asociación Mundial de Viajes de Negocios muestran que no se espera que el gasto se recupere totalmente hasta mediados del año 2026, y no solo por el aumento de las tarifas aéreas.

La consejera delegada de la asociación, Suzanne Neufang, sostiene que la preocupaci­ón por el medio ambiente hace que los viajeros de negocios se vean presionado­s para realizar “viajes con más propósito”. Con ello se refiere a menos viajes, más largos y productivo­s, en lugar de ir y volver a Nueva York para reuniones puntuales. Últimament­e he escuchado muchas historias que avalan esta tendencia. Pero, por otra parte, los defensores del clima afirman que el 85% de las empresas mundiales aún no han presentado un plan creíble para reducir las emisiones de sus vuelos de negocios. Además, conozco al menos a un viapionero jero de negocios afincado en Londres que hace más vuelos de ida y vuelta en el día que nunca, con el argumento de que así se ahorra la factura del hotel.

Hay otra razón por la que la gente piensa que los viajes de negocios nunca volverán a ser lo que eran: el boom de las reuniones por Zoom. En teoría tiene sentido, pero los avances tecnológic­os no siempre dan los resultados esperados. Es una lección que aprendimos con Vint Cerf. El estadounid­ense de Internet contó una vez a un colega que cuando los ingenieros de la Agencia de Proyectos de Investigac­ión Avanzada de Defensa de Estados Unidos inventaron el correo electrónic­o en 1971, pensaron que los presupuest­os para viajes se reducirían porque los trabajador­es no tendrían que reunirse tan a menudo en persona. Sin embargo, cinco años después, el gasto en viajes se multiplicó por cuatro. El correo electrónic­o permitía a los empleados trabajar con más gente que antes, en lugares más remotos y en proyectos de mayor envergadur­a. Las reuniones presencial­es seguían siendo necesarias, por lo que el gasto en viajes aumentó.

Sospecho que las pautas de los viajes de negocios seguirán cambiando gracias al boom del trabajo flexible, y más aún debido a la preocupaci­ón por el cambio climático. Sin embargo, no me sorprender­ía que ese cambio fuera muy distinto del que se espera hoy.

El volumen de gasto en viajes corporativ­os podría no volver a los niveles de 2019 hasta finales de 2024 Las tarifas de ida y vuelta en clase ‘business’ en rutas como Londres a Nueva York rondan los 7.500 euros

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Los precios de los billetes desde Londres a Nueva York, Roma o Dubái fueron en 2022 los más altos de la década.

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