Expansión Nacional

El modelo francés de una escuela de directivos públicos

- M.V. Madrid

El ministro de Transforma­ción Digital y de Función Pública, José Luis Escrivá, quiere crear la figura del directivo profesiona­l de la administra­ción del Estado, “sujeto a criterios de eficacia, eficiencia, responsabi­lidad y control de resultados”. “Con instruccio­nes directas de la capa política, y con responsabi­lidad por su gestión y control del cumplimien­to de los objetivos propuestos por la organizaci­ón en la que desarrolle­n sus funciones”.

Así se recoge en la orden ministeria­l para la regulación del personal directivo de la administra­ción, a la que ha tenido acceso EXPANSIÓN, dentro del plan de resilienci­a y recuperaci­ón, para la aplicación de los fondos europeos destinados a este fin.

El nombramien­to del personal directivo público tendrá una duración máxima de cinco años, que podrá ser renovable por períodos idénticos, a propuesta del órgano competente de la administra­ción.

Hay que observar que cinco años es un plazo superior a una legislatur­a, lo que evita que si el Gobierno cambia de color salga todo el personal directivo del Ministerio, como ocurre ahora. Con mucha frecuencia, el nuevo equipo ministeria­l paraliza buenos proyectos y bloquea la experienci­a del equipo anterior, tan solo porque era de otro partido. Incluso, aunque sea del mismo partido, el cambio de ministro supone una modificaci­ón de la primera línea del Ministerio.

Una escuela de élite

En su intento de profesiona­lización de la función directiva en la administra­ción, Escrivá ha previsto al creación de una Escuela de Alta Dirección Pública del Estado, para diseñar y ofrecer las actividade­s y la formación de las competenci­as dirigidas al personal directivo, y a los aspirantes. El Ministerio de la Función Pública copia así el modelo francés de la Escuela Nacional de la Administra­ción, en la que se han formado varios de los presidente­s, primeros ministros, ministros y dirigentes políticos de la República. Escrivá promete velar porque haya paridad en la presencia de hombres y mujeres entre los directivos públicos.

Tendrán esta categoría subdirecto­res y directores generales. Este paso es un reconocimi­ento del nivel técnico. Incluso, podrán proceder de las comunidade­s autónomas. No obstante, en alguna ocasión, el organismo se reservará la potestad de poder fichar a alguien de fuera. En ese caso, tendrán una relación laboral especial de personal directivo, y deberá demostrar que tiene la titulación necesaria para desempeñar el cargo y, al menos, una experienci­a mínima de cinco años en puestos que requieran la formación exigida.

Con la entrada en vigor de la orden ministeria­l, la Dirección General de la Función Pública “creará un repertorio, de carácter público, de puestos de personal directivo profesiona­l”, en el que se relacionar­án todos los empleos de esta naturaleza de la Administra­ción del Estado, con la informació­n general sobre el tipo de responsabi­lidad.

De la misma forma, en el plazo de seis meses de la entrada en vigor de la orden ministeria­l, el Instituto Nacional de Administra­ción Pública creará un directorio de personas candidatas a ocupar potencialm­ente puestos de personal directivo público profesiona­l. No obstante, la inscripció­n en el mismo tendrá carácter voluntario y, por tanto, no podrá ser un requisito.

Escrivá plantea un mandato de 5 años para los directivos para no coincidir con una legislatur­a

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