La inestabilidad global tensa las economías
La diplomacía se ha mostrado incapaz por ahora de frenar la tensión prebélica en Oriente Próximo
El escenario económico global ha cambiado drásticamente en los últimos cuatro años. La concatenación de crisis con impacto sistémico (pandemia del Covid, colapso de las cadenas de suministros, espiral inflacionista y tensión bélica) está forzando a gobiernos y empresas a integrar la gestión de los riesgos geopolíticos en su toma de decisiones. Y todo apunta a que el factor de inestabilidad ha llegado para quedarse. El ataque perpetrado por Irán el pasado sábado con drones y misiles de largo alcance contra Israel, que fue repelido por el mecanismo de defensa antiaérea israelí en colaboración con los ejércitos norteamericano, británico y jordano, eleva la probabilidad de un conflicto a gran escala entre ambas potencias, que disponen de armamento nuclear. La intermediación de Joe Biden ha frenado por el momento una represalia descontrolada de Tel Aviv, lo que limitó su efecto en la cotización del petróleo y otras materias primas críticas para las economías de todo el mundo. Pero la debilidad política del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hace difícil anticipar cuáles pueden ser sus próximos pasos. La pérdida de apoyos internacionales por la prolongada operación en Gaza contra el grupo terrorista Hamás, a raíz de sus salvajes ataques contra civiles israelíes indefensos del pasado 7 de octubre, había situado al premier hebreo en una delicada situación dada la grave crisis humanitaria en la región y su renuncia a atender los llamamientos de la comunidad internacional para poner fin a las operaciones militares en la zona ocupada. La agresión iraní concede margen adicional a Netanyahu, pero está por ver por cuánto tiempo más el presidente Joe Biden continuará respaldando sin fisuras a su mayor aliado en Oriente Medio. Tampoco es fácil anticipar las intenciones del régimen fanático controlado por los ayatolás. Todos los gobiernos árabes de la zona quieren evitar a toda costa un enfrentamiento abierto entre dos enemigos declarados como Israel e Irán, pues tendría consecuencias nefastas a escala global. Pero la diplomacia se ha mostrado incapaz hasta el momento de apaciguar la tensión prebélica en este área crítica, que también ha distorsionado el comercio global a cuenta de los ataques a barcos mercantes que atraviesan el Canal de Suez ejecutados por los rebeldes hutíes de Yemen como represalia por el respaldo occidental a Tel Aviv. Urge redoblar los esfuerzos para destensar el punto más caliente del planeta en estos momentos.