Donald Trump impulsa su campaña desde el banquillo de los acusados
El primer juicio penal contra un expresidente de EEUU comenzó ayer con la selección del jurado que tendrá que decidir si Trump es culpable de ocultar un soborno en plena campaña electoral.
Donald Trump se convirtió ayer oficialmente en el primer expresidente de EEUU que se sienta en el banquillo de los acusados de un caso penal que podría llevarle a prisión. Aunque ha tirado de todos los resortes posibles para intentar retrasar el juicio, finalmente el juez no ha cedido y el proceso ha empezado.
Ayer tocó seleccionar a los doce miembros del jurado que serán los encargados de decidir si Trump es inocente o culpable de los 34 cargos que pesan sobre él por falsificar documentos comerciales en el supuesto pago de un soborno a una actriz porno para ocultar un encuentro sexual durante la campaña electoral de 2016, en la que se hizo con la presidencia de EEUU.
El juicio, que tiene lugar estos días en Nueva York, se prolongará como mínimo durante dos meses, aunque podría dilatarse si surgieran nuevas pruebas o se llamara a declarar a más testigos, por lo que el veredicto podría coincidir con la celebración de la convención republicana en julio, donde Trump será nominado oficialmente como el candidato del partido a las elecciones presidenciales que se celebrarán este año en EEUU en noviembre.
Lejos de ser un obstáculo para su campaña, Trump ha logrado capitalizar en intención de voto y donaciones económicas sus problemas con la justicia. Precisamente, fue la imputación en este caso que ahora se juzga el que resucitó su carrera política hace poco más de un año.
Por aquel entonces, todos los sondeos daban como ganador de las primarias republicanas a Ron DeSantis, gobernador de Florida. Pero la imputación volvió a colocar a Trump en primera fila. En solo 24 horas recaudó más de 4 millones de dólares. Su ascenso en los sondeos fue meteórico, impulsado por sus fieles seguidores y la creencia de que se trata de “una caza de brujas”, tal y como lo describe el propio acusado cada vez que tiene oportunidad.
Ninguno de sus rivales tuvo una oportunidad real en las primarias y en marzo de este año las matemáticas eran irrefutables. Trump será el próximo candidato republicano para luchar por la Casa Blanca contra Joe Biden, que aspira a la reelección, aunque los sondeos se inclinan, de momento, a favor del expresidente.
Casos penales
Trump tiene otras tres causas penales pendientes. Una por llevarse a casa documentos secretos cuando era presidente y dos por interferencia electoral, que incluyen cargos por conspiración y su vinculación a las protestas de sus seguidores que culminaron en el asalto del Capitolio el 6 de enero de 2021.
De todas ellas, el pago a la actriz erótica conocida como Stormy Daniels es el juicio con menos probabilidades de terminar en condena para Trump, ya que nunca llegó a firmar el documento donde se recoge el acuerdo, según apuntan los expertos en la materia. El testigo estrella será Michael Cohen, el exabogado de Trump, y quien supuestamente pagó 130.000 dólares a la actriz en 2016 para que ocultara un encuentro con el expresidente diez años antes –algo que él siempre ha negado que ocurriera–.
Cohen explicará al jurado que hizo el pago en nombre de su entonces jefe y, siguiendo sus instrucciones, ocultaron el gasto falsificando registros para que no quedara reflejado como una parte de las actividades de la campaña. Según la ley federal, cualquier acción para ganar unas elecciones que no se declare es un delito penal castigado con hasta cuatro años de cárcel.
Pero hasta ahí el problema para Trump, porque en EEUU ninguna ley prohíbe a un presidiario presentarse a unas elecciones y competir por ser el próximo inquilino de la Casa Blanca y, por qué no, autoconcederse un indulto presidencial. Algo diferente sería si fuera condenado por atacar la Constitución, pero ese supuesto todavía no ha llegado.
A lo largo del juicio se espera que salgan a la luz varias infidelidades de Donald Trump y que su vida privada quede más expuesta aún de lo que ya lo está. Sobre la mesa hay otros pagos similares a otras actrices eróticas y modelos, como Karen McDougal. Para cualquier otro candidato, ese sería el fin de su carrera política, pero no para quien fuera el 45 presidente de EEUU, que vuelve a liderar la carrera electoral incluso después de haber sido condenado este mismo año por abuso sexual en un pleito civil.
Impulso
Es más, todo apunta a que el proceso podría darle otro impulso en los sondeos de cara a noviembre, en la medida en que el fiscal encargado del caso, Alvin Bragg, fue elegido en la candidatura demócrata. Y aunque heredó el expediente de su predecesor y simplemente lo elevó ante el juez, es argumento más que suficiente para quienes apoyan la tesis de “la caza de brujas”.
Además, Trump también ha cargado contra el juez. “Me odia”, ha llegado a asegurar el expresidente de Juan Merchan, de origen colombiano y nacionalizado estadounidense tras emigrar a EEUU con 6 años. Aunque el juicio cuenta con un jurado que será el encargado de alcanzar un veredicto, en caso de resultar culpable, la condena la establecerá el titular del tribunal. Merchan ya ha avisado al expresidente de que no aceptará más ataques contra él, cualquier miembro del tribunal o contra los testigos, después de que Trump haya tachado al juez públicamente de “delincuente” y “racista al revés”.
El veredicto se hará esperar como mínimo dos meses, aunque podría retrasarse al verano