Hacer más sostenible el transporte no es sólo impulsar el coche eléctrico MOVILIDAD/
La imagen de una larga fila de Tesla esperando para recargar en el kilómetro 175 de la A3 en dirección a Madrid protagonizó el final de las vacaciones de Semana Santa. La red de carga de coches eléctricos siempre ha sido el talón de Aquiles para el despliegue de esta tecnología que, poco a poco, va permeando en toda la geografía. A finales de 2023 ya había 30.000 puntos de recarga, aunque más de 7.000 están fuera de servicio. Además, la autonomía de los coches va creciendo y cada vez hay más modelos porque prácticamente todos los fabricantes han lanzado su gama eléctrica, lo que ha relajado los precios.
En cambio, la descarbonización del transporte, que representa alrededor del 25% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero
La larga fila de coches Tesla esperando para la recarga, la pasada Semana Santa.
(GEI), implica otros medios de transporte y tecnologías diferentes a la eléctrica. De acuerdo con un informe de Columbia Threadneedle, la mayor contribución de las emisiones del transporte procede
de los turismos (14%), pero hay que tener en cuenta que camiones y furgonetas suponen el 7%, la aviación el 3,8% y el transporte marítimo, el 4%. Y, por ahora, “las opciones de descarbonización de
estos elementos del transporte son menos claras a corto y medio plazo”, explica Ebele Conroy, analista industrial de Fundamental Research de Columbia Threadneedle Investments.
En Europa, los esfuerzos a nivel institucional en el caso de los vehículos pesados, como los camiones, se han centrado en estimular la demanda a través de las normas de emisiones , “pero su calidad es muy variable en toda la UE”. En la aviación, añade, “la mayor contribución que podrían hacer los responsables políticos para reducir las emisiones “es consolidar y simplificar el control del tráfico aéreo en todo el continente”. Las empresas sí están dando grandes pasos pero, advierte, “el avance de la tecnología requiere una gran inversión inicial que puede tardar mucho tiempo en producir beneficios tangibles. Esto puede lastrar los balances de las empresas, por lo que optan por crear empresas conjuntas para invertir grandes cantidades de capital combinado al tiempo que mitigan el riesgo”.
Se recuperan edificios abandonados en la crisis de 2008.