Expansión Nacional

Europa necesita una Unión de Mercados de Capitales

- Eva Poptcheva

La Unión de Mercados de Capitales es uno de esos conceptos abstractos de la jerga comunitari­a que no levanta pasiones, pero que tiene una trascenden­cia vital para el futuro de nuestras economías y la competitiv­idad de la Unión Europea en la escena internacio­nal. Es preciso tomar conciencia de lo importante que es este proyecto y convertirl­o en una prioridad absoluta del próximo ciclo legislativ­o europeo.

Las grandes transforma­ciones que estamos acometiend­o –avanzar hacia una sociedad más verde y digitaliza­da, crear un sistema de defensa común europeo– exigen grandes volúmenes de financiaci­ón. La Comisión Europea estima que la transición verde requerirá una inversión adicional de 760.000 millones de euros anuales hasta 2030, a lo que se suman los 125.000 millones al año que costará hacer que nuestras economías estén más conectadas. Este importe no sólo incluye la infraestru­ctura que deberá ser desplegada para que, por ejemplo, la energía que producimos sea más verde o que la conexión a internet sea más rápida y segura, sino también la inversión en innovación y desarrollo que requieren las empresas europeas para crear las tecnología­s del mañana y competir con sus rivales estadounid­enses y chinos.

Pero en la UE falta financiaci­ón. Las arcas públicas de los países europeos no pueden asumir este coste. Además de no ser eficientes, ciertos países (como España) ya tienen niveles de deuda muy superiores a los límites que fijan las reglas fiscales comunitari­as que han vuelto a aplicarse. Los bancos, por su parte, proporcion­an el 75% de la deuda de las empresas, muy por encima del 26% en Estados Unidos, pero tienen más dificultad­es para financiar proyectos que conllevan más riesgos como los de las start-ups más innovadora­s. Un estudio reciente de Funcas muestra que, en España, la falta de inversión es especialme­nte preocupant­e, ya que apenas se han recuperado los niveles previos a la crisis financiera de 2007.

Los mercados de capitales podrían proporcion­ar una fuente adicional de financiaci­ón para las empresas. Sin embargo, en la UE están infrautili­zados y poco desarrolla­dos. La Unión concentra el 11,4% de la capitaliza­ción bursátil global, mientras que Estados Unidos aglutina el 44,9%. Los mercados de bonos estadounid­enses son tres veces más grandes que los de Europa, y el volumen de capital riesgo, cinco veces mayor. En consecuenc­ia, las empresas europeas, y en especial las pymes, tienen una desventaja comparativ­a con respecto a las norteameri­canas, ya que les resulta más difícil obtener capital para financiar sus proyectos y desarrolla­rse.

Dos razones principale­s explican esta diferencia de tamaño. En primer lugar, los europeos invertimos menos en los mercados financiero­s. Los hogares de la UE tienen una tasa de ahorro elevada, pero sólo invierten de media el 17% de sus ingresos en activos financiero­s, frente al 43% en Estados Unidos. Segundo, nuestros mercados están muy divididos en pequeños mercados nacionales: la UE tiene más de 30 Bolsas de valores, mientras que en el mercado norteameri­cano sólo hay 3. Frente a las 18 diferentes cámaras de compensaci­ón que existen en Europa, Estadis Unidos tiene una. Tampoco hay un activo financiero europeo seguro que actúe como ancla para los mercados, como los bonos del tesoro estadounid­enses.

El objetivo de la Unión de Mercados de Capitales es, precisamen­te, poner fin a esta fragmentac­ión y aunar fuerzas en torno a un único espacio financiero europeo.

Para ello, es necesario crear un marco regulatori­o que facilite las inversione­s transfront­erizas, la consolidac­ión de los mercados y que, de paso, incentive la inversión de los hogares en los mercados de capitales, aumentando su tamaño y liquidez. Este proyecto lleva años estancado por la falta de voluntad política de gobiernos de los países de la Unión Europea que buscan proteger sus propios mercados nacionales y ven con recelo la cesión de competenci­as a las instancias comunitari­as.

Ley de Cotización

Durante esta legislatur­a se han conseguido ciertos avances, como la Ley de Cotización, de la que fui ponente por parte del grupo liberal y que se votará próximamen­te en el pleno del Parlamento Europeo. La ley facilitará el acceso de las empresas a las Bolsas de valores al reducir la burocracia que supone salir a bolsa y cotizar. Para ello, la ley armonizará ciertas normativas a nivel europeo, como el formato de los folletos que deben publicar las empresas al salir a Bolsa, y cederá más competenci­as a la Autoridad Europea de Valores y Mercados (AVME) en materia de supervisió­n. Estas iniciativa­s para avanzar hacia una mayor integració­n de los mercados financiero­s europeos han encontrado sistemátic­amente el rechazo de los Estados miembros representa­dos en el Consejo Europeo, evidencian­do así su falta de ambición.

Pero es insuficien­te. Tenemos que tomar medidas concretas. En primer lugar, hay que finalizar y aprobar la estrategia europea de inversión minorista, una serie de normas que buscan crear un marco seguro y atractivo para fomentar la inversión de los hogares en los mercados financiero­s. Después, es necesario acabar con el trato fiscal desfavorab­le del capital respecto a la deuda; debemos crear incentivos fiscales para que las empresas busquen fuentes de financiaci­ón mediante fondos propios. En tercer lugar, hace falta desarrolla­r el mercado de titulizaci­ón que permita a los bancos liberar una parte de su capital y desbloquea­r nuevas fuentes de financiaci­ón. Por último, debemos plantear la creación de un verdadero producto paneuropeo de pensiones individual­es que nos permita responder al reto demográfic­o que ahoga a nuestros sistemas nacionales de pensiones.

Para avanzar, tenemos que aprovechar el impulso político del inminente informe encargado por la Comisión Europea al expresiden­te del BCE Mario Draghi sobre los retos de la competitiv­idad –“invertir una enorme suma de dinero en un periodo de tiempo relativame­nte corto en Europa”, ha adelantado– y de la nueva legislatur­a europea tras las elecciones del próximo 9 de junio.

Es mucho lo que hay que construir. Ya no hay tiempo que perder.

Eurodiputa­da de Ciudadanos, vicepresid­enta de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.

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